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crítica | danza
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Zapatillas huérfanas con ferretería

Toda relación de 'Body remix' con el ballet académico es puramente casual hasta lo ficticio

La coreografía 'Body remix' incorpora el uso de muletas, arneses y otros complementos.
La coreografía 'Body remix' incorpora el uso de muletas, arneses y otros complementos.sylvie-ann paré

Cuando Marie Chouinard (Canadá, 1955) presentó en junio de 2005 esta obra en la Bienal de la Danza de Venecia, tuvo un notable impacto. Distaba ese éxito europeo a poco del estreno mundial, ocurrido el mismo año, y obtenido en la idea de seguir ahondando en una visión de corte animalista cercana al bestiario; con esas progresiones corales que emergían de su propio acervo de solos (lo que le dio fama universal y justificado prestigio) le permitió tocar techo e incluso pasarse un poco de rosca.

Body remix necesitaría un trabajo de síntesis (como el que aplicó en 2008 para la versión filmada). En 2005 la aplaudí con reservas en Venecia, pero hoy la veo envejecida y verificando que el tiempo ha pasado como apisonadora sobre la pieza en dos actos donde se oyen, a veces, unas ráfagas de Glenn Gould al piano tocando las Variaciones Goldberg y su voz maltratada por ciertos experimentos electroacústicos o de sintetizados  más bien gratuitos y cargantes.

Hay que aclarar que toda relación con el ballet académico es puramente casual hasta lo ficticio. Que aparezca en escena una profusión de zapatillas de puntas huérfanas, negras o rosadas junto a algún tutú, no quiere decir nada más allá de lo decorativo. Y es muy evidente que no hay en la intención ni en el material profundización alguna en la técnica académica. De hecho, la mayoría de los artistas se maneja con bastante torpeza en el terreno sur les pointes. Es solo un reiterado juego plástico.

Quizá a Marcel Duchamp, que se apasionaba lo mismo con un tibor, un urinario o una botella de vino (llena), esta obsesión por la parafernalia de muletas, arneses, tacatacas y toda una sinfonía ferretera lo habría fascinado. Chouinard economizó en vestuario, pero se lo gastó todo en aluminio y artilugios mecánicos que no siempre ayudan; y hay quienes han querido ver alusiones sexuales, más o menos explícitas, en el uso de los bastones de diverso tamaño y colocación, pero eso es secundario.

El baile resulta ecléctico, excesivamente acrobático hasta lo circense y alambicado. Hay momentos muy conseguidos, algunos de belleza en el dibujo indudable y otros de buena ejecutoria (el lavatorio de pies, las barras paralelas), pero estos se pierden en un todo alargado en el tiempo y al que la manipulación sonora perturba ostensible y machaconamente.

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