Familiares y amigos despiden a Belén en Alcalá de Henares
La menor falleció el sábado tras resultar herida en la avalancha del Madrid Arena Será enterrada tras el funeral, oficiado por el obispo Juan Antonio Reig Plà La otra joven herida en la fiesta de Halloween continúa en estado crítico
Centenares de personas han asistido esta mañana a la misa funeral por Belén Langdon, la menor fallecida el sábado en el hospital Doce de Octubre tras resultar herida en la fiesta de Halloween del Madrid Arena. El obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Plà, ha cooficiado la misa junto a un hermano de la fallecida, Borja Langdon, en la catedral de los Santos Niños del municipio madrileño.
Su hermano ha agradecido al final de la ceremonia las muestras de cariño y de solidaridad que ha recibido la familia “en estos momentos tan duros”, en especial, de los clubes del Opus Dei y del colegio Aldeafuente de La Moraleja (Alcobendas), así como a sus compañeros de diócesis. Del Aldeafuente, donde la joven estudiaba segundo de Bachillerato, han acudido cinco autocares.
Procedente del tanatorio de San Isidro, donde se celebró ayer el velatorio, el féretro de Belén, de 17 años, ha llegado a la catedral sobre las once de la mañana en un coche fúnebre al que acompañaba otro cargado de flores. Las campanas repicaban a misa y los familiares aguardaban dentro del templo. El padre y hermanos de la víctima —era la sexta de siete— han conducido a hombros el féretro hasta la entrada, donde los esperaba el obispo.
A la espera del atestado
El TSJM ha aclarado que el instructor del caso Madrid Arena, el titular del Juzgado número 51, no ha decretado el secreto de sumario ni ha recibido ninguna denuncia. Sí ha solicitado que se mantenga el precinto del recinto en previsión de futuras diligencias, mientras sigue a la espera del atestado policial que, en principio, se espera que llegue mañana a la sede judicial.
La misa ha durado una hora y 15 minutos. En ella, Reig Plà ha hecho un llamamiento a la fe y ha señalado que Belén murió en los brazos de Dios: “Belén era guapa y murió guapa, en la serenidad de que iba a la casa del Señor”. La familia, vecina de Cobeña, tiene otro hijo en el seminario. La catedral estaba abarrotada, en de especial amigos y compañeras de la joven a los que, al igual que a la familia, les ha dado la comunión el propio Borja. Tras la misa, el cortejo fúnebre ha partido al cementerio de San Isidro, en la capital, donde ha sido enterrada en la más estricta intimidad.
El personal del SAMUR que atendió a Belén diagnosticó desde el primer momento a la paciente como muy crítica, dado que el aplastamiento le había causado lesiones muy graves. Fuentes hospitalarias informaron equivocadamente de que había muerto la mañana del jueves. La Consejería de Sanidad de Madrid desmintió este extremo. En un principio, Belén fue identificada erróneamente porque su huella dactilar no coincidía con el carné de identidad que mostró a la entrada (solo los mayores de edad podían entrar en la fiesta). La chica era muy aficionada al deporte, en especial a las carreras de campo a través.
El padre, Nicolás Langdon, arquitecto, aseguró ayer a media tarde que la familia está viviendo con "mucha tristeza y mucho dolor" la pérdida de su hija, pero afirmó que su fe católica les ayuda a afrontarla con serenidad y paz. "Ha querido que sea de esta manera y hay que aceptarlo", dijo visiblemente emocionado frente al tanatorio, donde agradeció a los medios el "interés" mostrado por el caso.
Cientos de personas acudieron desde las cinco de la tarde al tanatorio a velar a la joven, cuya muerte elevó a cuatro las víctimas mortales del suceso tras los fallecimientos el mismo jueves de Katia Esteban Casielles, Rocío Oña Pineda y Cristina Arce de la Fuente, todas ellas madrileñas de 18 años. En la UVI de la Fundación Jiménez Díaz continúa por quinto día ingresada en estado muy crítico María Teresa Alonso, de 20 años. Su estado, según fuentes hospitalarias, no ha registrado ninguna variación.
Ya desde antes de las cinco, algunos jóvenes se encontraban esperando en la puerta a que se abriera la sala. Pocos minutos antes de esa hora llegaban los padres y sus hermanos. Al lugar se fue acercando cada vez más gente, principalmente jóvenes que en muchos casos no podían reprimir las lágrimas y se abrazaban para consolarse. Los padres recibieron la noticia de lo sucedido en Brasil, donde el padre trabaja como arquitecto desde hace un par de años. Tras conocer la noticia, regresaron inmediatamente a España, y directamente acudieron al hospital Doce de Octubre, donde la menor pasó las últimas horas de vida.
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