Prescindibles

PP y PSPV continúan su ardua tarea para presentarse ante los ciudadanos como dos partidos prescindibles. Frente a la grave crisis por la que atraviesan España y la Comunidad Valenciana, los populares muestran toda su impotencia política planteando absurdos e inútiles debates identitarios en la estela del presidente catalán, Artur Mas, para que no se hable de los recortes sociales a los que se ven abocados. Las palabras que Mariano Rajoy dirigió ayer a CiU en el Senado —“Yo también tengo problemas, pero hay que aguantar y no buscar el enemigo exterior para que se hable de otras cosas”— valen de sobra para Alberto Fabra, Jorge Bellver y demás. Deberían aplicarse el cuento.

La indigencia política de los socialistas no es menor. Su populismo de tres al cuarto sobre los salarios de los cargos públicos merecería figurar en la antología de las grandes demagogias peronistas o lerrouxistas. Si ese es el discurso regeneracionista y valencianista que, dice Ximo Puig, pretende trasladar el PSPV a la sociedad, mejor que lo deje estar. Algunas bromas son de pésimo gusto.

Debates como el de ayer en las Cortes explican mejor que ninguna encuesta la desafección ciudadana ante los partidos mayoritarios. El PP valenciano demuestra su incapacidad para gestionar en tiempos de crisis, mientras que los socialistas se pierden en las anécdotas de la política porque tiempo ha que perdieron el rumbo.