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“La gente que nos apoya no está derrotada, sino en pie de guerra”

A sus 76 años identifica su principal caladero electoral entre los jóvenes y los veteranos potencialmente abstencionistas

Xosé Manuel Beiras durante la entrevista
Xosé Manuel Beiras durante la entrevista ANXO IGLESIAS

Xosé Manuel Beiras (Santiago, 1936), vuelve a la arena electoral como la cabeza más visible de Alternativa Galega de Esquerdas (AGE), la coalición que pivota sobre su grupo, Anova, escindido del BNG, y Esquerda Unida. Se declara “escéptico contumaz” y, pese a ello, felizmente sorprendido por el éxito de convocatoria y participación que están obteniendo los mítines de la coalición. A sus 76 años —“tuve muchas dudas y reservas, incluso respecto a mis energías, pero, vaya, resulta que no estoy agotado”—, identifica su principal caladero electoral entre los jóvenes y los veteranos potencialmente abstencionistas por desafección de la política. Ese caudal y el compromiso firme de AGE con los sectores sociales más agredidos por la crisis serán la clave, según cree, de la derrota del PP de Núñez Feijóo.

Pregunta. ¿Cómo está percibiendo su campaña?

Respuesta. Como un impacto que crece de día en día, por el volumen de asistencia a los mítines y por el estado de ánimo de la gente. Estamos encontrando muchos grupos de jóvenes que se brindan espontáneamente a colaborar, eso es estimulante.

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P. ¿Se siente cómodo con Esquerda Unida?

R. Cada día más. No nos conocíamos y tuvimos que montar todo con muchas prisas, pero está funcionando mucho mejor de lo que cabía esperar. Por ejemplo, en los discursos, que son los que reflejan la cultura política de cada cual, las diferencias que había van diluyéndose y cada vez va habiendo más ósmosis.

P. ¿Qué paralelismos destacaría con las que campañas que protagonizó antes con el BNG?

R. En las últimas [1997 y 2001] el aparato logístico del BNG era muy potente en publicidad, carteles y capacidad de organizar. Lo que más me impresiona de esta es su analogía con las de las primeras elecciones, aquella dinámica del tardofranquismo hacia la democracia, sin medios, como ahora, con los simpatizantes asumiendo todo el trabajo, y también con las campañas de los ochenta, por la ilusión que había cuando formulamos el frentismo nacionalista. Ahora observo una recuperación de la credibilidad en la política. Me llama la atención el silencio absoluto que hay durante las intervenciones, no solo las mías, y los estallidos de alegría cuando haces una mofa: no es la reacción de gente derrotada, sino de la que está en pie de guerra.

P. En los noventa popularizó el combate contra “la peste Fraga”. ¿Es más grave la peste actual?

R. Mucho más, sin duda. Fraga era un individuo que tenía una experiencia de Estado, fascista y con todos sus tics, que quería utilizar las instituciones autonómicas para realzarse él, para poder pasar a la Historia con un papel que no había alcanzado en el Estado. Los de ahora son como muñecos de ventrílocuo que retransmiten las mismas consignas y líneas de actuación de los otros muñecos que están en la Moncloa, manejados todos por el poder financiero y el IV Reich. Están utilizando las instituciones autonómicas para todo lo contrario de lo que motivó su constitución, gobiernan contra la mayoría social y están quitando la validez de las instituciones de autogobierno.

P. ¿Por eso hai que paralos, como dice su lema de campaña?

R. Por eso y porque estas elecciones trascienden el marco gallego, son un episodio de un contexto a nivel de Estado, incluso europeo gracias a la sintonía que tenemos con Syriza y las fuerzas que participaron en el mitin internacional que hicimos en A Coruña. Tuvo unos estupendos resultados, todos compartimos la necesidad de trasladar la movilización social a las instituciones.

P. ¿Es lo que Alternativa se propone en Galicia?

R. Sí, es lo primordial. Todos los sectores agredidos se están organizando en plataformas (el 15M, la sanidad, los ganaderos...) no solo para gritar en la calle. Nuestro papel como fuerza política es trasladar lo que está siendo elaborado ya por ellos como alternativa, intentar que estas elecciones se conviertan en una cabeza de puente para acabar con este régimen de la segunda restauración borbónica. Ante esa propuesta, la reacción que percibimos en la gente es de entusiasmo.

P. Pero la disputa del voto se está produciendo en la misma mitad del segmento electoral, no parece afectar a la mayoría del PP.

R. Depende. Hay encuestas con resultados muy diversos y todas con un gran porcentaje de indecisos. Lo que sí está claro es que la mayoría absoluta del PP está en el aire, y ahí es donde va a ser decisiva esta dinámica de reactivación que nosotros estamos logrando en el voto abstencionista, un contingente que suma y cambia la relación de fuerzas. Esa es la clave, porque si solo logramos votos que antes iban para PSOE o BNG, la suma es cero. Los resultados, entonces, dependerán de la capacidad que tenga el PP para arrastrar su voto abstencionista.

P. ¿Las cosas seguirán como hasta ahora si el PP revalida su actual mayoría absoluta?

R. Aun en esa hipótesis, que sería una tragedia para este país, habrá un cambio. Cuando Feijóo dice “yo o el caos”, es lo mismo que decían en Grecia. Ganaron y ya vemos lo que está sucediendo allá: “yo soy el caos”, podrían haber dicho. Pero, en todo caso, no va a desaparecer de súbito todo el proceso de movilización, que va a continuar y a más, como en el tardofranquismo: el franquismo seguía en el poder y cada día que pasaba estaba más degradado y debilitado en su proceso de descomposición. Y nosotros garantizamos la retroalimentación de ese movimiento ciudadano. No vamos al Parlamento para encerrarnos en los despachos, sino a defender esas líneas prioritarias que está planteando la ciudadanía. Queremos ser el puente y los puentes son para circular en las dos direcciones.

P. ¿Y si el PP la pierde?

R. Lo primero será restablecer el papel de la Cámara, que sea el motor de la acción política. Para nosotros es menos importante entrar o no en el Gobierno que devolver al Parlamento la iniciativa política para trasladarla a la acción de gobierno. Es algo muy distinto de lo que viene ocurriendo con un Gobierno con mayoría absoluta, que supedita a su interés toda la actividad parlamentaria. Es una subversión de la democracia.

P. ¿No son utópicos los planteamientos de su programa electoral?

R. Te contesto con Eduardo Galeano: vas caminando por el desierto y te diriges a una cosa que se va alejando a medida que te acercas..., pero es lo que te hace caminar. Por otra parte, el programa actualiza las tres grandes corrientes de los últimos tiempos: la lucha de clases, los movimientos de descolonización posteriores a la Segunda Guerra Mundial y los movimientos civiles de los años sesenta.

P. ¿Cómo puede afirmar Galicia su soberanía en la globalización?

R. La única globalización verdadera es la financiera. Galicia no está en la globalización por el capital industrial, sino por el peso del capital financiero, y aquí es donde entra la cuestión de si tienes o no soberanía política. Luego hay que tener la visión de que esta lucha se produce en países convertidos en protectorados por el capital financiero. Nuestra estrategia pasa por la recuperación de la soberanía popular para hilvanarnos con el movimiento europeo de rebelión. No es una aventura en solitario de Galicia.

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