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TOROS | NOU D'OCTUBRE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Apaga y vámonos

Lamentable cierre de temporada

David Esteve recibe de capote al último toro de la temporada en Valencia.
David Esteve recibe de capote al último toro de la temporada en Valencia.EFE (Biel Aliño)

Ninguno de los cuatro toros titulares de La Quinta, ni los dos remiendos de Lagunajanda, ofrendaron gloria a la cabaña brava. Todo lo contrario. Lamentables los seis, cada uno a su nivel, pero todos de puntuación cero. Cuesta buscar un resquicio ante tamaño desastre: la noble y desesperante sosería del primero y, si acaso, el buen fondo inicial del quinto hasta que se le agotó la gasolina, muy gastada por el excesivo castigo recibido en varas. El que abrió la corrida se empleó a cabezazos en el caballo y acabó dando encefalograma plano. El segundo, tullido animal apenas picado, cambiado solo con dos pares y convertido en zombie en la muleta, no soportó tres pases seguidos. El tercero, la prenda de la familia: una ratilla de pitonazos chalequeros, que buscó el bulto con aviesas intenciones. La segunda parte del festejo siguió la línea marcada de inicio. Como cuarto saltó otro torillo, protestado de salida, apenas picado, como el anterior, y que ya declaró de entrada que no pasaba por la muleta. El quinto fue el primero de los dos de Lagunajanda que remendaron la corrida. Un castaño de mayor volumen, al que le sirvieron bien en un primer puyazo y lo dejaron listo para los restos. Pareció tener un buen fondo, pero con las fuerzas muy justas acabó por venirse a menos. Y el sexto. El más toro de tan pobre corrida. Se dejó en varas, se defendió en la muleta y más que embestir lo que hizo fue topar rebrincado.

La Quinta, Lagunajanda / Blázquez, Calvo, Esteve

Cuatro toros de La Quinta y dos, 5º y 6º, de Lagunajanda. Sin presencia los titulares y con volumen los remiendos. Ayunos de fuerza y sosos. El tercero desarrolló peligro.

Víctor Manuel Blázquez. Entera caída (saludos); cuatro pinchazos y descabello (silencio).

José Calvo. Entera baja (saludos); estocada, descabello –aviso- y cinco más (saludos).

David Esteve. Tres pinchazos y media (silencio); media (silencio).

Plaza de Valencia, 9 de octubre. Corrida del día de la Comunitat. Un cuarto.

Un dato: los seis, titulares y suplentes, cinqueños cumplidos, excepto el segundo al que le faltaban dos meses. Detalle convertido en pura anécdota visto lo visto.

La terna anunciaba buscaba una oportunidad. Adiós oportunidad, adiós. Para día tan señalado no era, desde luego, la oferta más atractiva. Pero en fin. Víctor Manuel Blázquez acusó el paro al que viene sometido desde hace años. Le faltó sitio al banderillear al primero y renunció con el cuarto. Puso voluntad, pero le faltaron recursos y seguridad. José Calvo esbozó algún muletazo, pero hubo siempre más pantalla que realidad. Se le anotan dos buenos naturales en el quinto, que acabó con media embestida. A favor de ambiente, perdió una oreja paisana por demorarse con el descabello. Y mala suerte para David Esteve, que sorteó lo peor de cada familia. El canalla tercero, de La Quinta, quiso rebanarlo en cada pasada. Esteve, hábil, no perdió el norte. El sexto, de Lagunajanda, fue un ejemplo del antitoro. Topón, se tumbó en la arena sin permiso de nadie. Esteve se lo quitó de encima. No merecía más.

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