Un emigrante ejemplar

A Aritz Aduriz (San Sebastián, 1981), le gusta el surf, la pelota vasca, el esquí de fondo —fue subcampeón de España con 9 años—, y el fútbol. Aunque este último no le haga mucha gracias a sus padres, aficionados a la montaña, ni a su suegro Fernando, seguidor de la Real Sociedad, que volverá a sufrir hoy con los saltos de su yerno en Anoeta (18:00, Canal+Liga, y GolTV). Aduriz se decidió por el balón porque es el elemento que ha perseguido desde que lo lanzase a la arena de la playa de La Concha en sus tiempos en la ikastola Herri Ametsa. Puede que aquella decisión, la de apartar los esquís y apretarse las primeras botas, fuese la clave para construir parte de su personalidad. “Una cabezonería”, confiesa. Aun así, por si acaso lo del fútbol se torcía, decidió estudiar magisterio deportivo, pero su trayectoria despegó y tuvo que dejarlo de lado.

El despegue se localiza en la temporada 2002/03 cuando Jupp Heynckes lo subió al primer equipo del Athletic desde el filial, con el que disputaría 54 minutos repartidos en tres partidos. Sin embargo, con la salida del técnico alemán, Aduriz emigró al Burgos, entonces en Segunda División B. Allí marcaría 16 goles, algo que llamó la atención del Real Valladolid, en Segunda. Dos temporadas después, en el mercado de invierno de 2005/06, volvió al Athletic por tres millones de euros. Se consumaba su primer regreso a San Mamés. Dos temporadas y media después, con 22 goles en la maleta, tendría que emigrar a Mallorca debido a las urgencias económicas del conjunto rojiblanco, que esperaba recibir seis millones de euros por el traspaso. “Cuando nos decidimos a ficharle, no lo dudamos. Teníamos claro que un jugador así podía darnos un salto de calidad, como así fue”, recuerda Gregorio Manzano, técnico bermellón durante cinco temporadas. "Es un chaval normal, que le ha costado llegar a la élite. Todo el mundo le quiere, no tiene gustos exquisitos ni pretensiones, es todo un ejemplo", añade.

Manzano: “Todo el mundo le quiere. No tiene gustos exquisitos y es un chico ejemplar”

El recuerdo de Aduriz en las islas se hizo presente incluso cuando en 2011, y ya con la camiseta del Valencia, marcó el primer tanto ante el Deportivo de la Coruña (2-0) en la última jornada en la que el Mallorca estaba implicado en la lucha por evitar el descenso. Cuando el video marcador del estadio anunció el tanto del delantero donostiarra, las gradas de Son Moix corearon su nombre durante varios minutos. "Se me han puesto los pelos de punta. No pensaba que se acordarían tanto de mí", confesaría el aludido tras conocer lo sucedido. "Es normal, es buena gente", tercia Manzano.