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La pintura geométrica de Vítor Mejuto invade la Casa da Parra de Santiago

La muestra ‘Brión Woogie Boogie’ descubre las últimas obras del artista

Fotomontaje en el que puede verse a Vítor Mejuto ante una de sus obras.
Fotomontaje en el que puede verse a Vítor Mejuto ante una de sus obras.ANXO IGLESIAS

“Al principio en la facultad todos queríamos ser Van Gogh, tres años más tarde muchos de mis compañeros ya eran artistas conceptuales. A mí ya me interesaba ordenar el espacio y el trabajo de artistas como Sean Scully o Richard Diebenkorn”. Así explica Vítor Mejuto como empezó a fraguarse su personalidad artística que un par de décadas más tarde ha desembocado en la pintura que ahora puede verse en la Casa de Parra de Santiago. El título de la muestra Brión Woogie Boogie, hace referencia a un cuadro de Piet Mondrian (Broadway Woogie Boogie) donde el artista holandés deja ver las huellas que tuvo en su obra los ritmos jazzísticos que le rodearon durante su estancia en Nueva York.

Mejuto, jefe de fotografía de La Voz de Galicia, ha construido en su estudio brionés una serie de obras en las que ahonda en cuestiones como la superposición de formas geométricas, la administración del color sobre el cuadro y la textura. “Cuando decido convertir un boceto en un cuadro solo tengo el andamio, el color es el material con el que construyo la obra, es la clave”, explica el artista, quien sigue apostando por utilizar el pincel frente al rodillo a pesar de que algunas de sus obras tienen una superficie a cubrir considerable. La diferencia está clara para Mejuto: “un pincel dibuja y un rodillo cubre”.

La obra de artistas como el madrileño Pablo Palazuelo o el estadounidense Frank Stella fueron claves en la deriva geométrica de Mejuto quien, como este último, huye de sesudas explicaciones literarias o científicas sobre sus pinturas. “Voy y vuelvo del minimal, soy más o menos barroco según las necesidades narrativas de los dibujos. Esto no significa que cuando encaro el cuadro todo esté predeterminado en el boceto, a veces también pasan cosas y cuando pasan cosas es cuando más avanzo”, indica el pintor.

La pintura geométrica es un territorio explorado pero que todavía puede esconder sorpresas. Mejuto no cree que deba hablarse de la muerte de ninguna disciplina artística mientras haya quien todavía se esfuerce para sacarle jugo. Aunque su trabajo diario es la fotografía, pintar es una especie de obsesión para Mejuto quien confiesa que la pintura no le relaja sino “le crispa” pero, al mismo tiempo, es una necesidad a la que no puede sustraerse.

Otras disciplinas artísticas como la escultura y la arquitectura están presentes en sus cuadros, donde siempre está presente la preocupación por el espacio. La fotografía también deja sus huella, como no podía ser de otra forma. “ Los fotógrafos tenemos el músculo de componer que se adquiere al fijar un instante a traves del visor de la cámara”, añade Mejuto. Dentro de las limitaciones que existen por la aparente economía de medios que caracteriza a la pintura geométrica, los últimos cuadros de Mejuto proponen juegos de formas que pueden llegar a atrapar al espectador. Los cuadros de mayor tamaño pueden resulta apabullantes y en los más pequeños el artista apuesta por conceptos más sutiles. “Los pintores geométricos siempre nos debatimos entre ser más o menos expresivos. En estos últimos cuadros el color es plano pero no del todo”, explica el pintor.

Puede que este tipo de pintura no sea la más fácil para atraer al gran público, pero aquellos que se enganchan se convierten en incondicionales. La prueba del interés que la obra de Mejuto despierta fuera de nuestras fronteras es que en los últimos meses su obra ha sido elegida por un galerista holandés y por dos artistas (el británico Patrick Morrisey y la alemana Wahida Azhari) para formar parte de exposiciones colectivas que reúne obras de pintores geométricos de diversos países.

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