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El traje político de Sandokán se deshilacha

Unión Cordobesa de Rafael Gómez padece un cisma que puede devenir en ruptura

Rafael Gómez, Sandokán, en un acto institucional.
Rafael Gómez, Sandokán, en un acto institucional.FRANCIS J. VARGAS

Solo 15 meses después de proclamarse por sorpresa principal partido de la oposición en el Ayuntamiento de Córdoba, el partido de Rafael Gómez Sandokán, ha reventado por dentro. Uno de los principales ideólogos de Unión Cordobesa, edil y diputado en el Consistorio y la Diputación, Carlos Baquerín, protagoniza desde este verano un profundo cisma que le ha llevado a él y a otra concejal afín a un paso de la expulsión del partido y a las puertas del grupo.

El concejal sigue siendo parte de Unión Cordobesa pero ya amenaza con ir a los tribunales porque considera que la formación a la que viene representando no es realmente un partido político, pues no cumpliría los mínimos legales de democracia interna. “Todavía tengo esperanzas de que Gómez recapacite y cambie las cosas antes de que yo dé ese paso”, deja caer Baquerín.

Oficialmente, el concejal rebelde esgrime la falta de democracia, el hermetismo de las cuentas y el seguidismo hacia el PP como principales puntos de su ruptura con Sandokán. Con más perspectiva, se dibuja la implosión de una formación artificial, populista y personalista, sin una ideología mínima ni una cohesión de grupo. Un partido que, entre sus innumerables paradojas, goza de tener como líder de la oposición a un empresario multado con 24,6 millones de euros por un delito urbanístico contra el mismo Ayuntamiento al que ahora representa.

“Una formación así solo podía haberse afianzado si hubiese formado parte directa del poder. Pero, alejado del mismo, su aportación a la política y al gobierno local es nula. Se ha terminado convirtiendo en una marca blanca del gobierno local del PP”, señala Francisco Tejada, portavoz de IU en el Ayuntamiento. Miguel Ángel Torrico, su homólogo del equipo de gobierno, responde a esta idea de seguidismo: “Es muy difícil hacer oposición si no se tiene un verdadero proyecto de poder, una alternativa que ofrecer”.

A pesar de las promesas vacuas y un programa muy simple, casi 25.000 cordobeses votaron a Unión Cordobesa. Tras la figura de Sandokán —tan famoso por su espectacular trayectoria de joyero y constructor enjuiciado en el caso Malaya, como por su discurso directo y rudo— se alineó una plantilla de profesionales que sorprendió a muchos. El propio Baquerín, número dos de la lista, procede del mundo del derecho y ha sido profesor en varias universidades, así como asesor y consultor de empresas.

Le acompañaba en la lista Juan Miguel Alburquerque, catedrático de la Facultad de Derecho de Córdoba. Los dos, junto a Sandokán y a Aurora Aguilar y María José López de la Bastida —pareja de Baquerín— lograron actas de concejal, superando en número a IU y PSOE, quienes habían gobernado hasta entonces.

La alegría por haberse convertido en el segundo partido de Córdoba duró poco. En invierno, se abrieron las primeras brechas. Carlos Baquerín sostiene que fue él quien comenzó a reclamar más democracia interna en el mismo partido cuyos mimbres ayudó personalmente a trenzar.

En seguida se crearon dos facciones. Junto a Gómez se alinearon Alburquerque y Aguilar. Baquerín y López de la Bastida fueron apeados de los puestos de decisión. “No era complicado, porque la mayoría del personal de confianza que tiene el partido en el Ayuntamiento es también de confianza del propio señor Gómez”, apunta el edil díscolo, quien afirma que, desde entonces, no tienen siquiera despacho y trabajan en los pasillos.

En julio, el rebelde de Unión Cordobesa escribió un artículo en el que arremetía contra Rafael Gómez. La deriva se ha acentuado esta semana: el concejal ha acusado a Sandokán de sacar unos 100.000 euros de las cuentas del partido en el Ayuntamiento y en la Diputación sin justificar. La formación —que no ha querido hacer declaraciones para este artículo— afirmó que las retiradas de dinero estaban “plenamente justificadas”, sin dar más detalles.

Los votos de IU autorizaron al secretario de la corporación a emitir un informe sobre la situación. La secretaría ha advertido a Unión Cordobesa de que el estado de sus cuentas puede ser fiscalizado por el pleno. El mismo informe criticaba las condiciones de trabajo de Baquerín y López de la Bastida en el seno de su todavía partido. Ambos han repetido que no piensan entregar el acta de concejal. Unión Cordobesa les ha expedientado y suspendido de militancia provisionalmente.

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