El rector de Santiago avisa de la falta de autonomía en la universidad

Empieza otro año de clases en la Universidade de Santiago de Compostela (USC) y otro año de recortes en educación. El rector de la institución, Juan Casares Long, no sorprendió en su discurso de inauguración del curso 2012-2013 cuando se esforzó en pedir una mayor financiación para la universidad, pero fue más allá e incluyó una demanda menos repetida: la falta de autonomía académica, que es “condición necesaria en la búsqueda de la excelencia”.

“Históricamente, cada vez que el poder político restringió la autonomía de las universidades se correspondió con un período de decadencia social e intelectual”. Así justificaba el rector la necesidad de mantener la independencia de la institución frente a las autoridades “políticas” y “económicas”, después de hacer una defensa del carácter público de la universidad y de la interacción constante que la institución debe mantener con el resto de la sociedad.

Pero la realidad que pintó es muy diferente. Echando mano de un estudio de la Asociación Europea de Universidades, constató que las universidades españolas se encuentran entre los grupos con autonomía “media baja” o “baja”, de entre 28 países analizados. Y a Casares no le parece que la situación esté mejorando, sino todo lo contrario. “Si tenemos en cuenta las medidas legislativas de los dos últimos años estaríamos claramente en el escalón más bajo de la autonomía”.

El diagnóstico del rector, que coincide con el de la Comisión Europea, es que las universidades están inseridas en un entorno muy dinámico pero carecen de flexibilidad debido a la “excesiva” regulación y a la “insuficiente” financiación. La autonomía, incide, tendría que verse reflejada en cuatro dimensiones para ser real: la organización interna universitaria, la toma de decisiones, la selección y contratación del profesorado y la gestión financiera. Pero la autonomía no es la única condición para la excelencia, las administraciones públicas también tienen su responsabilidad. Casares les pone como deberes, entre otros, garantizar la igualdad de oportunidades de acceso o preservar la investigación de base como bien público.

A la intervención del rector le precedió la de Lourdes Noya, la Secretaria Xeral da Universidade, que leyó un resumen de la memoria del curso pasado, un tren de cifras absolutas en el que no se veía por ningún lado la huella de los recortes.

Después vino el discurso inaugural del catedrático de ciencia política Ramón Máiz, <CF1001>Ciencia política e federalismo na Europa do século XXI<CF1000>, en el que reivindicó la vigencia de este modelo en tiempos de “crisis económica, política y moral”. Después de que el Coro da Universidade cantase un villancico, Casares Long repartió 45 Insignias Fonseca entre profesorado y personal de administración, tras lo que dio su discurso y cerro el acto.