El BNG confecciona sus listas en medio de un clima de paz interna

Las convulsiones que agitaron el interior del BNG a lo largo de los últimos dos años se apagan. Al menos esa es la sensación dominante en la cúpula nacionalista. El proceso de confección de las listas para las elecciones del 21 de octubre, que comenzó ayer en las asambleas comarcales, será un nuevo indicio de la consolidación de paz interna. “Son los primeros comicios desde 2009 a los que vamos sin estar escindidos”, consideran, gráficamente, fuentes cercanas a la Executiva Nacional. Según ellas, el precio de las rupturas iniciadas tras la Asemblea Nacional de Amio, en enero, ya ha sido pagado y esta vez la organización al completo sí se volcará en la cita con las urnas. “Llegó a haber interventores nuestros que no votaron Bloque. Eso no va a pasar esta vez”, ilustran.

Ayer, el portavoz nacional del Bloque, Guillerme Vázquez, compareció al finalizar la reunión semanal de la dirección y anunció que, entre ayer y hoy, las comarcas propondrán nombres para integrar las candidaturas electorales. La Executiva lo estudiará y devolverá a las asambleas comarcales una propuesta cerrada. Estas las someterán, o no, a refrendo. La última palabra la tendrá el Consello Nacional, máximo órgano decisorio de los nacionalistas, del 15 de septiembre.

La particularidad de este proceso frente a los de ejercicios políticos anteriores —y posteriores a la caída del bipartito— reside en la disolución de los polos internos del BNG. Si los beiristas ya hacía tiempo que se habían desinteresado del apartaje institucional e incluso renunciado a participar en las listas, no era el caso de Máis Galiza, que daba la batalla por la hegemonía de la UPG. Ahora, Máis Galiza —quitados sus diputados y su mayoría de alcaldes— está fuera y la tensión intestina se va desvaneciendo. Nadie quiere hacer cábalas hasta que hablen las asambleas comarcales, pero que Carlos Aymerich, antiguo líder de la oposición interna a la U, tendrá escaño parece aceptado por todos.

No así Guillerme Vázquez. Los acuerdos emanados del cónclave nacionalista de Amio, que supusieron además un giro discursivo a la izquierda, incluían la “necesidad” de separar los partidario y lo institucional. Por eso el portavoz nacional no optará a sentarse en el Parlamento y el protagonismo en la campaña corresponderá al candidato a la Xunta, Francisco Jorquera. “La campaña del PP ya está siendo sucia, porque la dirige Alfonso Rueda sin haber dimitido de conselleiro de Presidencia”, señalan en la dirección del BNG, como curados de espanto después de la propaganda desplegada por la derecha en 2009.

“El PP vuleve a hacer de la mentira el eje de su campaña”, disparó ayer Guillerme Vázquez. Lo ejemplificó con la eterna guerra de fechas de la construcción del tren de alta velocidad o los votos en contra del dique flotante del puerto de Ferrol. “Las promesas de Feijóo en Soutomaior son un insulto a la inteligencia de los gallegos”, afirmó, y añadió: “Resulta un escándalo que Feijóo desvíe responsabilidades con las preferentes, que se pusieron en marcha durante el Gobierno de Aznar”.