Anatomía de un incendio
El fuego que ha arrasado unas 1.200 hectáreas de arbolado y monte bajo en tres municipios de la sierra oeste ha puesto al descubierto algunas carencias importantes en su origen y en la extinción, según varios técnicos
La región ha vivido esta semana el peor incendio forestal de las últimas tres décadas. A falta de una cifra oficial, una o más personas iniciaron de forma intencionada un fuego que arrasó unas 1.200 hectáreas. Estas son las claves de un siniestro de dimensiones espectaculares.
» El pirómano sabía mucho. El responsable del incendio lanzó al menos cuatro artefactos incendiarios en los márgenes de la carretera M-537 que une Robledo de Chavela con Valdemaqueda. Lo hizo poco antes de las once y media cuando el sol ya estaba bastante arriba, empezaba a rolar un aire ascendente y la temperatura había subido bastante. Lo hizo con una cadencia de dos o tres minutos y en pequeñas vaguadas para asegurarse que prendiera la vegetación. Tres corresponden al margen sur y el cuarto, al norte.
Los cuatro focos no son tampoco fruto del azar. En unos predomina la superficie forestal, en otros la urbana y en algún caso incluso se mezclan. “Tiene que saber nuestros protocolos de actuación. Nuestra prioridad son las personas, después las viviendas y por último el incendio forestal. Además, sabía que parte de nuestros esfuerzos se centrarían en desalojar y controlar las urbanizaciones”, reconoce el inspector de bomberos y responsable de la extinción del incendio de Valdemaqueda, José Luis Villarroel. “Estoy convencido de que es un incendiario el que provoca todo esto”, añade.
Los testimonios de los testigos aseguran que vieron una furgoneta blanca que iba despacio y que tras pasar por determinadas zonas de la M-537 se iniciaba un fuego. La Guardia Civil investiga ahora si se trata de una o más personas. Para ello analiza las imágenes de las cámaras de las gasolineras.
La coordinación del fuego: "Como almas en pena"
Un aspecto primordial para conocer la gestión del peor incendio de las últimas décadas es saber como funcionó la coordinación de los diferentes cuerpos que participaron en la extinción del incendio. Esta cuestión queda clara si se lee la documentación oficial que asegura: "Numerosos efectivos de la UME, Guardia Civil, Policía Local. A destacar la presencia incontrolada de recursos de protecciones civiles de municipios lejanos, al parecer activadas por el 112 y sin funciones concretas ni disciplina de mando, circulando libremente como almas en pena por donde les venía en gana". Este es el relato de uno de los responsables de la extinción del incendio, tal y como consta en documentos oficiales a los que ha tenido acceso EL PAÍS. Este informe aborda también la coordinación de los bomberos con la Unidad Militar de Emergencias (UME) durante el primer día del siniestro, llegando a destacar la "gran dificultad" para relacionarse con los integrantes de este cuerpo militar: "Por una parte, por no disponer de comunicaciones con ellos ni conocer al responsable al que dirigirme", explica el documento que también resalta que los equipos en el terreno de la UME no responden a sus órdenes directas, "ciñéndose exclusivamente a las indicaciones del mando de mayor graduación".
Todas estas particularidades del incendio hacen que uno de los responsables en la lucha contra las llamas llegue a lamentar que no puede tomar decisiones de carácter estratégico en su zona de intervención con los efectivos de UME. Pero el caos organizativo no solo tuvo que ver, según la misma fuente, con la coordinación militar, sino también con los agentes forestales: conocidos como UFAS, los de empresas privadas; o los azores, que son los funcionarios. El informe también resalta "la falta de mandos" en las dotaciones: "En definitiva, ausencia de cadena de mando, lo que provoca mucha dificultad de coordinación del siniestro", finaliza el documento que repasa la actuación de los diferentes cuerpos que trataron de apagar el incendio de Valdemaqueda y Robledo.
» Una urbanización caótica. “Las urbanizaciones afectadas tienen una larga tradición de incendios. Su configuración y la climatología las hacen propicias a sufrir estos siniestros”, señala Villarroel. Ya en 2006 se registró un incendio, eso sí, con unas consecuencias ni siquiera parecidas a las actuales. Las viviendas se construyeron de forma bastante anárquica a finales de los sesenta y principios de los setenta. Se encuentran en laderas de montañas muy escarpadas, con calles serpeantes que tenían en fondos de saco sin salida. “Para llegar a una zona tenemos que ir con los planos en las manos porque no sabemos ni donde vamos”, explica un responsable de bomberos. La situación es tal que el bosque y las verjas de las viviendas se confunden.
“No se observan desde el aire franjas de terreno limpio y despejado en torno a la urbanización ni entre o dentro de las parcelas de las viviendas, lo que unido a la sequedad del combustible y la velocidad del viento hace que la progresión del fuego sea muy rápida”, recoge un documento oficial que transcribe la intervención contra el incendio de Robledo. “Denunciar rotundamente la grave solución de continuidad de las urbanizaciones con la masa forestal. Los fondos de saco de las calles sin una vía que permitiera enlazar transversalmente las diferentes manzana”, añade el texto.
Los propietarios de la urbanización han denunciado de manera reiterada el estado de abandono “desde hace años en las labores de limpieza y mantenimiento”, por lo que se convirtieron en basureros y focos de residuos, además de “problemas de salud y de riesgo de incendios”, alertaban algunos propietarios a la urbanización Río Cofio el 30 de julio de 2011. Parecía una premonición.
» Un problema de efectivos. La primera llamada del incendio se produjo a las 11.25 del pasado lunes. En seis minutos uno de los retenes de empresas privadas llega al incendio junto con los agentes forestales. Pero los bomberos, procedentes del parque de El Escorial tardaron entre 20 y 25 minutos. El primer helicóptero con agua llegó en 20 minutos, aunque un agente forestal eleva esta cifra hasta más de 30. El tiempo de reacción supera el normal, que suele ser inferior, porque en ese momento no había ningún retén forestal en Robledo ni en Valdemaqueda, algo que pasa desde hace tres años. El número de retenes se ha reducido. En lugar de los 16 del año pasado para toda la campaña de incendios forestahay 14 retenes, que están ubicados en los parques, en lugar de en los montes, como hasta ahora, según denuncian los sindicatos. En el caso de este incendio, el retén forestal de Robledo de Chavela se encontraba en el parque de Aldea del Fresno, a unos 25 kilómetros de distancia y una media hora de camino. En el momento en el que los bomberos de Aldea del Fresno fueron avisados de que tenían que desplazarse al incendio cuatro de los ocho bomberos del parque estaban apagando un fuego en el municipio. Por eso la dotación que se desplazó a Robledo estaba compuesta de solo tres personas.
Los sindicatos también han denunciado que el número de bomberos ha bajado de manera drástica. Frente a los 191 que había el mismo del día anterior, el pasado 27 había 143, lo que supone un 25% menos. La Comunidad responde por su parte que, por el conflicto que mantienen con los bomberos regionales, estos se han negado a hacer guardias extraordinarias.
Gestión del agua: “No se observan puntos de toma”
Uno de los principales problemas para acabar con el fuego se detectó tras comprobar que la presa de Robledo de Chavela estaba vacía. No tenía ni una gota de agua. Este problema se refleja en un documento oficial de los bomberos, que pone de manifiesto que excepto el punto de toma de la piscina del cámping y otra laguna a las afueras de Robledo de Chavela, dirección sur, "no se observan puntos de toma de agua" para los helicópteros en las proximidades del incendio.
La presa de Robledo no tenía agua a causa de las filtraciones producidas por una avería en la compuerta del desagüe, según la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT). En la nota, la CHT sostenía que la infraestructura no era propiedad del Estado, pero que en un "ejercicio de responsabilidad que va más allá de sus obligaciones por no ser titular de la presa ha movilizado los medios disponibles", especificaba la CHT. La Confederación aseguraba también que la avería tenía su origen en "la falta de mantenimiento" de la infraestructura, que se encuentra en el término municipal de Santa maría de la Alameda, pero el muro de la presa es propiedad de Robledo de Chavela, según explican agentes forestales.
Además, la ubicación de la presa, en el epicentro del fuego, añade interés estratégico a la presa, pues esta infraestructura estaba casualmente "en el epicentro" del fuego, tal y como se puede ver en las imágenes aéreas, y que también relata un guardia forestal, que especifica: "El fuego llegó a afectar la cola del embalse. Está claro que esta masa de agua podría haber jugado un papel fundamental, pues el incendio avanzó de Oeste a Este por el eje del río Cofio".
Este es el motivo por el cual los helicópteros se ven obligados a abastecerse a la piscina del cámping, algo que perjudica al desarrollo del operativo contra incendios: "Esto hace que la cadencia de las descargas, pese a la eficiencia de las mismas, no sea la deseada", indica un informe oficial del que dispone EL PAÍS. Pero no solo los medios aéreos tienen problemas para abastecerse y luchar contra las llamas, según el texto, realizado por uno de los responsables de la lucha contra el incendio, que especifica en el mismo: "El punto de toma de hidrante para vehículos más próximo, y único conocido por mi, está a la entrada de la localidad de Valdemaqueda, claramente insuficiente para la demanda de agua de todos los recursos terrestres de la zona".
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