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Un “centro fantasma” que cuesta seis millones al año

Lissavetzky denuncia la escasa actividad cultural en el Palacio de Cibeles El mantenimiento y seguridad del edificio cuesta 5,9 millones de euros al año

Elena G. Sevillano
Jaime Lissavetzky, esta mañana en el Palacio de Cibeles.
Jaime Lissavetzky, esta mañana en el Palacio de Cibeles.E. G. S.

El Palacio de Cibeles no solo acoge la sede del Ayuntamiento de Madrid; también alberga desde que se inauguró en marzo pasado el centro cultural llamado CentroCentro. Cerca de 30.000 metros cuadrados para ofrecer exposiciones, charlas, conciertos... Su auditorio, en la planta inferior, se diseñó específicamente para conciertos de música de cámara. Tiene capacidad para cerca de 300 personas, pero en año y medio aún no se ha usado para ese fin. El portavoz municipal socialista, Jaime Lissavetzky, lo ha visitado esta mañana. Estaba cerrado, igual que la mayor sala de exposiciones del centro. El auditorio apenas se ha usado una decena de veces, si llega, y ha sido para hacer ruedas de prensa (la presentación de la Feria del Libro), una celebración de la Red Bull Music Academy, un homenaje al que fue alcalde de Madrid, Agustín Rodríguez Sahagún...

“Esto es un centro fantasma, un centro vacío”, ha denunciado Lissavetzky, acompañado en la visita por los concejales Diego Cruz, secretario general del grupo, y Ana García D'Atri, responsable de temas culturales. El portavoz socialista ha mostrado las salas vacías y la falta de contenidos culturales y ha criticado que la compra y posterior remodelación del edificio ha costado 510 millones de euros a las arcas municipales. También ha informado de cuánto cuesta mantener el edificio, "un dato de escalofrío", según lo ha calificado: 5,9 millones de euros al año. Desglosados, son 2,6 millones para seguridad y vigilancia; 1,6 para limpieza; 1,1 para mantenimiento; 350.000 euros para mantenimiento de servicios de seguridad y 224.000 euros para mantenimiento de comunicaciones audiovisuales, según datos proporcionados por el grupo socialista que corresponden a contratos adjudicados por la empresa pública Macsa.

“La política cultural del Ayuntamiento de Madrid es de escaparate, no es una política de proximidad cultural porque excluye a los barrios”, ha asegurado Lissavetzky. “Ejemplo de ello es la anulación a través de correo electrónico de todas las actividades culturales programadas y contratadas de aquí a finales de año en los centros culturales de los distritos. Esto afecta a 61 compañías, de las cuales 11 son residentes, o sea, que tienen su sede en los propios centros culturales y actúan gratuitamente a cambio de los locales de ensayo”. El Ayuntamiento responde que se ha visto obligado a suspender la aportación que el área de Las Artes hacía a los distritos debido a "ajustes presupuestarios", en concreto, la decisión tomada en la última Junta de Gobierno, en julio pasado, que decidió un nuevo recorte presupuestario.

Los distritos dejarán de recibir unos 400.000 euros de Las Artes para programación de espectáculos de música, teatro y danza. Las compañías afectadas se enteraron mediante un correo electrónico, ha asegurado Lissavetzky. Sobre la aportación de Las Artes, su delegado, Fernando Villalonga, aseguró hace unos días: "Intentaremos mantenerla pero la situación es muy complicada para todos y queremos mantener otros servicios más básicos".

Plan estratégico cultural

El Ayuntamiento ha presentado recientemente su Plan Estratégico Cultural de la ciudad de Madrid, que asegura, entre otras cosas: "Si bien en los últimos tiempos el Ayuntamiento ha centrado su atención en las grandes infraestructuras culturales, como Matadero Madrid, el Centro Cultural Conde Duque y CentroCentro, en los próximos años el reto está en dotarlos de contenido, incrementar las acciones con otros espacios de la ciudad y en fomentar la experimentación de nuevos formatos culturales en los centros de distrito, estableciendo puentes entre las grandes infraestructuras municipales y los barrios". Desde el área de Las Artes explican que en septiembre empezará la nueva temporada expositiva del centro, de la que ya han adelantado cinco muestras.

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De CentroCentro se dice que hay que definir sus fines, ha asegurado Lissavetzky, “lo que significa que no tiene fines”, ha añadido. El portavoz ha criticado que el centro se utiliza, fundamentalmente "como zona de descanso para turistas”. Lissavetzky ha anunciado que pedirá al Gobierno municipal, que celebrará una reunión el 5 de septiembre con las compañías afectadas por la restricción presupuestaria, que "dé marcha atrás y que no deje a los barrios sin actividades culturales". "Cualquier producción que se haga en el Teatro Español o en las Naves del Matadero cuesta esos casi 400.000 euros que se quieren ahorrar en los centros de los barrios", ha afirmado. “Es vergonzoso que el delegado diga en su Plan Estratégico que va a haber una apuesta por los barrios y los distritos para que haya una identidad cultural en ellos y que al día siguiente se anulen todas las actividades de música, de teatro, de todo lo que sea cultura en sus centros”, ha añadido.

Lissavetzky ha vuelto a proponer la venta del edificio de Cibeles: “Me parece que es un dislate que digan que esto es un centro cultural. Es un lugar bonito, céntrico, que tiene un mirador para ver Madrid… pero para esto no hacía falta gastarse tanto dinero”.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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