Reivindicando el arte emergente

Consciente de la decepción generada por el emplazamiento del nuevo centro de arte de Barcelona en una sala de la fábrica Fabra i Coats, el Instituto de Cultura (Icub) quiere atajar las críticas reivindicando su política de apoyo a la creación emergente. Y lo hace ampliando el radio de acción de BCN Producció, un programa de soporte a la creación de artistas afincados en Barcelona, dotado con 83.000 euros, que se reparten a través de una convocatoria pública abierta. El programa, que llega a su sexta edición, se caracteriza por ofrecer no sólo apoyo económico, sino también asesoramiento conceptual y técnico a los jóvenes creadores becados. Esto significa que el jurado formado por el comisario Alex Brahim, el artista Joan Morey y la conservadora del Macba Soledad Gutiérrez, además de elegir los proyectos, se encarga también de seguir su desarrollo y posterior presentación pública en la sala de exposiciones La Capella.

Como novedad, además de producir tres exposiciones individuales para la Sala Grande y tres instalaciones específicas para el Espai Cub, este año el programa se abre a la investigación con el proyecto #open curating del colectivo Latitudes y al comisariado con una propuesta de Alexandra Laudo, que explora el valor de la narrativa en la representación artística, a través de una exhibición y un conjunto de acciones paralelas en las que participan ocho creadores emergentes contemporáneos. El programa incluye también dos proyectos de carácter performativo deslocalizados: Enlloc d’actuar fabulo, de Laia Estruch, que se llevará a cabo en un teatro, e Intravia, de Gerard Ortin, que se plasmará en sugerentes paseos otoñales nocturnos por los bosques de Collserola.

Mientras tanto, BCN Producció empezó en su sede habitual de La Capella con dos exposiciones, que se pueden visitar hasta el 2 de septiembre. El espacio central acoge la primera exhibición de pintura producida por la plataforma, un conjunto de lienzos, tablas y trampantojos de Rasmus Nilausen (Copenhague, 1980), reunidos por el propio artista en un montaje que se presta a diversas lecturas.

Dispositivo digital

En el Cubo, un espacio que a partir de esta edición se viste de una nueva dignidad, se exhibe Beat Box, una instalación electrónica sonora del artista de origen argentino Diego Paonessa que reacciona a la presencia del espectador activando un conjunto de pequeños electroimanes percutores que convierten el cubo en una caja de ritmos. “La pieza se basa en Arduino, un dispositivo digital de código abierto, clave en la práctica artística interactiva, pero el timbre y la sonoridad surgen de materiales físicos, las paredes del cubo y los minipercutores, estableciendo puentes entre lo analógico y lo digital y su capacidad de interacción con el individuo”, explicó Paonessa.

El 13 de septiembre tomarán el relevo Pol González, con un proyecto que gira en torno a la realización de un cortometraje de ficción, y Nicolás Rojas, con una instalación seudocientífica para el Espai Cub. Finalmente, el programa se concluye con una instalación-performance-investigación basada en un hecho real de Luis Guerra y la obra-homenaje al prestigioso arquitecto y educador Peter Eisenman, de Pol Esteve.