Hermoso cede el paso
Leonardo Hernández supo conectar con los tendidos y realizó una labor muy vistosa
Pudo ser una tarde para la historia. Hermoso de Mendoza cedió terreno ante una nueva generación ayer capitaneada por Leonardo Hernández que abrió la puerta grande de Vista Alegre al cortar las dos orejas de su primer toro.
Y cedió paso, porque el rejoneador estuvo desacertado con un bravo ejemplar de Ángel Sánchez que abrió plaza. Hermoso realizó dos sensacionales carreras con Zapatero, el nombre del astado, cosido literalmente a su grupa; instantes de rejoneo puro que duraron toda la circunferencia del ruedo bilbaíno. Aquello apuntaba a tarde grande.
Pero el toro sacó su bravura y el caballero navarro se fue viniendo a menos. A lomos de Chenel hizo lo más importante. Clavó bien y templó una sensacional carrera con dos arriesgados cambios de dirección junto a las tablas. El toro tenía poder y Hermoso le dio un sinfín de giros en el centro del ruedo que acabó por ahogar al animal y el final de la faena cayó en picado. No es fácil ver al mejor rejoneador de la historia superado por un toro bravo.
En el cuarto salió más decidido, quizás espoleado por el triunfo de Leonardo. Hizo muy buenos quiebros y tuvo intensidad sobre todo con Chenel, pero abrevió su labor por sorpresa y acabó de forma discreta.
El protagonista positivo de la tarde fue Leonardo Hernández, que cortó tres orejas y salió en hombros. El premio fue excesivo, pero el extremeño supo conectar con los tendidos y realizó una labor muy vistosa.
Desorejó a su primero merced a un arriesgado par a dos manos en el que dejó que el toro topase con violencia contra la grupa de Xarope; después las banderillas cortas al violín tuvieron mucha importancia. Leonardo tumbado sobre el morrillo del toro clavó con seguridad y acabó con unos alardes de valor en los que chocó la testuz del toro con la frente del caballero. Eso puso la plaza boca abajo y llegaron las dos orejas.
En el sexto, también hubo más aplausos en los cites que cuando clavaba; mayor respuesta en los tendidos cuando se separaba del toro con galopes tendidos y con gestos de alegría que cuando se reunía con el animal.
El tercero del cartel fue Sergio Galán, quien deberá reflexionar cómo se puede pasar tan de puntillas por una feria de la importancia de Bilbao. No le ayudaron las condiciones de sus oponentes, pero su puesta en escena fue triste y sin ninguna expresividad. Bilbao ha encadenado dos tardes con salida en hombros. La de Enrique Ponce en junio y la de ayer de Hermoso de Mendoza. Con lo complicada que era abrir la puerta grande, ahora parece haberse bajado el listón de su exigencia.
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