“Sabemos que no es legal, pero hay que sobrevivir”

Tras el ataque de los manteros a la policía, los vendedores que hasta ahora trabajaban en la Explanada de Alicante se han distribuido por las zonas limítrofes: los pueblos en fiestas de verano, Arenales del Sol o la playa de San Juan y El Campello.

La crisis ha elevado el número de vendedores ambulantes. Mohamed (nombre ficticio) llegó a Alicante en el año 2000 para buscar empleo. Nada más llegar, se dedicó a la venta ambulante durante cuatro meses porque no tenía papeles. Como cualquier indocumentado, “necesitaba algo” para ganarse la vida, defiende.

Este senegalés, ahora en paro, explica: “Preferimos dedicarnos a la venta ambulante que, por ejemplo, a la venta de droga u otras cosas”. Sabe que no es legal, “pero hay que sobrevivir, hay que hacer algo”. Al ser indocumentado, “nadie te va a contratar y hay que hacer algo”. “No vamos a estar pidiendo para comer”, remarca.

Mohamed dice que durante su etapa como vendedor ambulante nunca tuvo problemas con la Policía. “Cuando veíamos venir a la policía recogíamos todo y nos íbamos antes de que llegaran”, explica. “Las cosas han cambiado. Te piden los papeles en cualquier rincón de la Explanada y por la playa”, añade este inmigrante.

Presión del comercio

El comercio tradicional de Alicante mantiene que es una reivindicación histórica el control sobre este tipo de venta. La última vez que se pidió fue hace dos o tres años. “Entiendo las circunstancias de las personas, pero…”, comenta el presidente de la asociación Corazón de Alicante, Vicente Armengol, que a renglón seguido destaca el fuerte impacto que la venta ilegal tiene sobre el comercio. “Lo que queremos es que se cumpla la ley”, agrega.

La presión policial no se limita a la calle. Los agentes intentan erradicar esta práctica en su origen, en los comercios de venta al por mayor. En lo que va de año, la Policía Nacional de Alicante ha detenido a 45 personas y se ha incautado de 90.000 artículos. Este viernes, la Policía Local de Alicante decomisó mercancía falsificada por 20.000 euros en un local de la playa de Urbanova.

No solo en Alicante hay presión contra los manteros. Los comerciantes de Cullera han solicitado a la Delegación del Gobierno permiso para manifestarse los viernes que restan de agosto contra de la venta ilegal.