Gomorra en La Vega Baja
Fenoll levantó un imperio a base de extorsiones y sobornos
—¿Qué ha dicho? No le he entendido.
—Licenciado, lo que mi padre quiere decir es que todos esos residuos que están vertiendo en nuestra tierra no es basura.
—Es veneno.
Este diálogo pertenece a la película Gomorra, de Matteo Garrone, basada en el libro del mismo nombre del escritor Roberto Saviano. El final del ciclo de los clanes mafiosos, de acuerdo con el recorrido de Saviano por la lógica del poder de esos grupos, es la basura y el enterramiento masivo de residuos, tóxicos y no tóxicos, que convirtió el sur de Italia en la “terminal de la escoria de la producción”, en palabras del autor.
El panorama que describe Saviano al final de su libro se puede extrapolar, salvo las dosis de violencia inherentes a la camorra napolitana, al sur de la Comunidad Valenciana. En el límite entre Alicante y Murcia, a caballo entre las poblaciones de Orihuela y Abanilla, irrumpió a mediados de los ochenta Ángel Fenoll, hijo de un chatarrero. A la sombra del PP, que en aquellas fechas también tomó el poder local en ambos Ayuntamientos, Fenoll ha levantado en tres décadas un imperio económico basado en la basura.
Al velo político que envolvió su negocio, Fenoll añadió métodos rayanos en las técnicas mafiosas. La afirmación no es gratuita. La sostiene la policía y la Fiscalía Anticorrupción en el sumario del caso Brugal. Policía y ministerio público sitúan a Ángel Fenoll a la cabeza de esta mayúscula trama corrupta político-empresarial, que se gestó en Orihuela y cuyas raíces se extienden hasta por 11 poblaciones de Alicante y tres de Murcia.
El cabecilla del caso Brugal ha completado su andadura a ritmo de grabadora. Incluso se agenció un detective para preparar celadas a empresarios y políticos, a quienes después amenazaba con hacerlas públicas.
La joya de la corona del entramado empresarial de Fenoll es la planta de tratamiento de basuras y vertedero (tres vasos inicialmente, y un cuarto a partir de 2002) que en 1998 ubicó entre Orihuela y Abanilla. El emplazamiento es tan sutil que los topógrafos han tenido que hilar fino para dirimir su ubicación. La planta está en Abanilla y los permisos son competencia del Gobierno de Murcia, pero parte del vertedero y un zoo invaden el término de Orihuela.
Cerco político y vecinal al "capo" de la basura
El control y supervisión de la actividad de la planta, con solo autorización para reciclar y verter residuos no contaminantes, se ha caracterizado por la laxitud y no ha se ha intensificado hasta el estallido del caso Brugal. “Yo he empujado con un buldócer harinas de vacas locas, tal cual. Allí se han descargado plumas, tripas de pollo de mataderos, neumáticos. Era tan impresionante... Hasta camiones de Logroño viajaban con animales de matadero”, relata el exoperario Roberto Sebastián Belmonte, que denunció los vertidos incontrolados a la Fiscalía Anticorrupción.
“Había siete u ocho pozos y cuando el suelo empezaba a supurar lixiviados yo metía el tubo y drenaba. Luego, el 60% del líquido lo vertía en un descampado y el 40% restante lo volvía a echar a la basura. No sé si se puede hacer. Yo hacía lo que mandaban”, recuerda Luis, nombre ficticio de otro exempleado.
Sanitarios piden un estudio
El exoperario Roberto apunta un comentario que pone en duda tanto el rigor del empresario a la hora cumplir con las normas de seguridad e higiene como de las inspecciones del Seprona. “Me he tirado casi once años allí y la única protección que me han dado fueron unas botas con las que no se podía trabajar. A mí no me han dado ni una máscara o gorra que me protegiera del sol”, asevera. “Solo nos las poníamos para las inspecciones. En la empresa nos avisaban el día antes. Sabían si venía Medio Ambiente, si venían los de prevención de riesgos laborales... Lo sabían, nos avisaban y veníamos en condiciones”, añade.
En su declaración al fiscal Roberto dijo: “Siempre eran los mismo agentes, un tal Manolo y un tal Salvador, de servicio en Murcia. No giran en realidad, no inspeccionan sino que Manolo echa de comer a los animales y acaba en el bar privado de Fenoll”. El jaque judicial al clan Fenoll tuvo su puntilla con el cambio de Gobierno de Orihuela. En mayo de 2011, el PP perdió su hegemónica mayoría absoluta y un tripartito (PSPV, Los Verdes y Los Liberales) le sucedió. El alcalde, Monserrate Guillén, de Los Verdes, dejó claras las intenciones del nuevo Gobierno: “Se ha acabado el factótum Fenoll”.
El Gobierno local ha cumplido el vaticinio del regidor verde. Fenoll ya no campa a sus anchas por un Consistorio que en las últimas décadas se ha plegado a sus intereses.
El nuevo Gobierno de
El Ayuntamiento de Orihuela ha retirado la contrata de la basura a la firma que en octubre de 2008 se la adjudicó el Gobierno del PP, una UTE integrada por dos firmas falsas, que según la policía son una tapadera de Fenoll. El ejecutivo del tripartito ha completado su ofensiva contra Fenoll con el precintado de parte de las instalaciones del vertedero y la planta que invaden parte de su término, entre ellas la bascula de pesaje y el zoológico. Y como colofón ha abierto siete expedientes por realizar actividades sin permiso en su término municipal.
En paralelo a presión judicial y política, el movimiento vecinal, aglutinado entorno a la asociación Asojoven y la plataforma Vertivega, ha dejado atrás su secular miedo y ha plantado cara al empresario. Los vecinos han instalado un campamento de verano ante la planta. Su determinación es firme y aseguran que no claudicaran hasta ver el cese definitivo de la actividad de la industria. Los acampados resisten ya más de tres semanas.
A principios de la pasada década, Asojoven comenzó a movilizarse en contra del vertedero, pero “la gente no apoyaba y el Ayuntamiento de Orihuela no tenía intención alguna de ayudar”, señala el actual alcalde pedáneo, José María Almarcha: “Con el cambio de gobierno, queríamos luchar contra el vertedero, pero no teníamos base”. “Un buen día”, continúa, “la asociación El Agudo quiso establecer una ruta de senderismo por la Rambla Salada y fue una gente del Ayuntamiento a ver el terreno y vieron que dentro de la rambla había una plantación de cítricos. Siguieron inspeccionando y observaron que en las laderas había jeringuillas, móviles, cucharas, de todo... Y empezamos a investigar. El dueño, Francisco Poveda, decía que era compost, pero aquello no podía ser compost. Se siguió investigando y Roberto dijo que conocía más vertidos”.
Murcia y el Consell
Los nuevos vertidos estaban junto a la finca Los Corrales, en otras dos conocidas popularmente como la Finca Grande y la Finca Pequeña, propiedad de Francisco Poveda. “Una de ellas tenía una plantación de cítricos y hace poco ha vuelto a plantar, esta vez en la otra”, explica.
Estos vertidos por los huertos de alrededor de la planta es la máxima preocupación de los vecinos. Sospechan que puedan convertirse en un problema de salud pública. “Tenemos nueve o diez fincas controladas, pero sólo tres verificadas. La gente ha ido perdiendo el miedo”, apostilla Almarcha.
Estos hechos se investigan en el juzgado del caso Brugal. Un informe de un perito (un ecotoxicólogo forense), a petición de la juez instructora, concluye así: “Supone un riesgo de gravedad para el equilibrio de los sistemas naturales y la salud de las personas expuestas por lo que debería procederse a la retirada de los residuos depositados”. La juez también ha imputado en esta causa a Fenoll por un supuesto delito contra el medio ambiente. Tras su interrogatorio, el líder de Brugal, restó importancia a los vertidos. “Es simplemente abono”, dijo el empresario.
"Allí se ha descargado de
Fuentes del centro de salud auxiliar de la Murada también inciden en este aspecto. “Hay un aumento de casos de alergias y asmas. No hay un estudio de salud pública por lo que, científicamente, no se pueden vincular a la actividad de la planta”, señalan esas fuentes. “Sería interesante la realización de ese estudio”, añaden.
La Generalitat Valenciana y el Gobierno de Murcia se han sumado en los últimos años al acoso al industrial. El Consell, a través del director general de calidad Ambiental, Vicente Tejedo, destaca que los vasos que tocan el término de Orihuela están “sellados y se controlan periódicamente”. El consejero de Presidencia de Murcia, Manuel Campos, destaca que, en la actualidad, no hay ningún vaso en activo. “Y la autorización para ampliar el tercero está pendiente de la autorización ambiental integrada, que a tenor de los antecedentes podría ser desfavorable”, señala el consejero. Campos asegura que en septiembre de 2011 su departamento clausuró el tercer vaso, diseñado para una capacidad de 195.000 toneladas, pero que al final llegó a las 495.000. El consejero añade que en febrero pasado, se abrió un expediente tras detectar un vertido en otro vaso ya clausurado y sellado. En total, el Gobierno murciano ha abierto tres expedientes sancionadores a la empresa, con una sanción global de 127.500 euros.
"El 60% de los lixiviados
El recorrido de Fenoll por el alambre de la ilegalidad tuvo un punto de inflexión en marzo de 2006 cuando decidió poner en manos del fiscal Anticorrupción de Alicante una grabación con un supuesto soborno por la contrata de basura. Las cañas se volvieron lanzas. El fiscal tiró del hilo a la inversa y destapó el entramado de extorsiones del empresario, que dio con sus huesos en la cárcel (ahora está en libertad bajo fianza). Fenoll comenzó su ascenso en los ochenta, cuando el exalcalde de Orihuela Luis Fernando Cartagena le adjudicó a dedo la basura de la costa. Ahora, controla 18 contratas en La Vega Baja y otros pueblos de la provincia. En la mayoría de los casos, a base de sobornos a los cargos locales, como ha probado la policía en las grabaciones incautadas en su empresa. En algunas de ellas se ve a Fenoll contando fajos de billetes y a los sobornados introduciéndolos en bolsas negras.
Ninguna de las causas de Brugal en las que está imputado Fenoll junto a cargos del PP, como el líder provincial, José Joaquín Ripoll y la exalcaldesa de oriolana Mónica Lorente, ha llegado a juicio. Fenoll fue condenado por comprar votos para el PP.
"La empresa sabía de
“Es una persona que le da igual todo. Él dice por aquí, y por aquí. A veces hablabas con él y accedía a algo, pero a su sobrino le llamábamos el pequeño Franco. Su frase era ‘por mis cojones’”. Así define a Fenoll y a su sobrino, Ginés, el extrabajador Roberto. Fenoll está de baja por enfermedad. Este periódico contactó con su sobrino que aseguró que la planta no vierte en sus vasos. “Llevamos los residuos a otros vertederos”, dijo.
En el subsuelo de la Murada, quizás, anidan los efectos más letales del método Fenoll.
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