Barcelona revive la magia de los Juegos Olímpicos 20 años después
38 deportistas y personalidades recorren la ciudad en un relevo de antorchas Xavier Trias: "Maragall es el alcalde olímpico por excelencia"
En Barcelona la memoria mide 5.100 metros. Este es el recorrido que ayer siguió la antorcha olímpica como acto principal del 20 aniversario de los Juegos Olímpicos. La llama fue desde la plaza de Sant Jaume hasta el Museo Olímpico del Montjuïc del puño de 38 deportistas y otras personalidades. Miles de personas salieron a la calle para ver el desfile.
El acto se inició en el Ayuntamiento. Allí el exalcalde y alma de la candidatura, Pasqual Maragall (PSC), junto con el actual mandatario Xavier Trias (CiU), el presidente de la Unión de Federaciones Deportivas de Cataluña, (UFDC) David Moner, y el exjugador de baloncesto Juan Antonio San Epifanio, Epi, encendieron la llama. Maragall, poco amigo de la parsimonia y vistiendo una corbata salpicada de logos de los Juegos, metió la antorcha plateada en el gran pebetero sin casi esperar a las fotos. Después de pasar por manos de Trias y Moner, llegó a las de Epi, que se perdió por entre la gente agolpada en la calle de Ferran. En medio de La Rambla hizo el relevo con la nadadora Gemma Mengual. Aunque allí la llama se apagó, el incidente se solucionó rápidamente y tras pasar de mano en mano llegó hasta el tricampeón Gervasio Deferr, que encendió el pebetero del museo.
Allí le esperaba el expresidente de la Generalitat Jordi Pujol y Maragall. Trias tuvo palabras de agradecimiento para ambos y calificó al socialista de “el alcalde olímpico por excelencia”. “Debemos recuperar aquella moral colectiva para alcanzar nuevos retos. Debemos mantener viva la llama olímpica para afrontar un futuro próspero y fructífero”, remachó Trias.
El acto ha finalizado con el descubrimiento de la estatua que la UFDC ha regalado a la ciudad. Se trata de la figura de un arquero, de 2,5 metros de altura, de la escultora Rosa Serra. Todo un guiño a la imagen de Antonio Rebollo, el arquero que encendió el pebetero del Estadi Olimpic hace 20 años. El acto zanja un enfrentamiento entre CiU y PSC sobre la celebración del aniversario. Amigos para siempre.
"Todavía me emociono con 'Amics per sempre”
Los Juegos Olímpicos de Barcelona siguen estando presentes en el recuerdo de aquellos que los vivieron, no importa si eran chicos o grandes. Ayer, con el paso de la antorcha por la plaza de la Universitat, los recuerdos afloraron fácilmente. La mayoría, como Josefina Pardina, de 54 años, siguieron los eventos deportivos por televisión. “Los vi desde casa, pero recuerdo emocionarme al ver como el evento iba superando todas mis expectativas”, contó.
Algunos tuvieron más suerte y pudieron ver la inauguración en directo. "Mi hijo participó como voluntario y pude ver la inauguración en Montjuïc. Aún me emociono cuando escucho el Amics per sempre", confesó María José de Prado, de 58 años. De aquello hace ya 20 años y algunos eran muy jóvenes. Es el caso de Miguel Galilea, que tenía seis años en el verano de 1992. "No recuerdo nada excepto a Cobi y las canciones de Peret. Me habría gustado ser mayor y haberlo disfrutado más", explicó mientras el medallista olímpico Quico Fàbregas le entregaba la antorcha a Ramon Sala.
Esos juegos aún le parecen increíbles a Tomás Barris, atleta de 1.500 metros lisos que participó en los Juegos Olímpicos de Roma de 1960. Él prefirió los alrededores de Montjuïc para ver el paso de la llama que simboliza el espíritu deportivo. “Nunca pensé que se hiciera tan bien”, confiesa Barris a sus 82 años. El varias veces récord de España vio la inauguración en directo. “Me conmovió”, reconoce. Miguel Martínez, de 61 años, recuerda emocionado los Juegos: “Significó tanto para nuestra ciudad”. Miguel participó como voluntario y no duda en afirmar que los Juegos de 1992 fueron “algo maravilloso que nos dio prosperidad, apertura al mundo y nos hizo sentirnos orgullosos de ser de Barcelona”.
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