Muere un vecino de Girona en el alud del Mont Blanc
El alpinista era miembro de la unión excursionista de Sant Joan de les Abadesses y había viajado a Francia con otros dos socios del club
Esteve Martínez, de 38 años, vecino del pueblo de Sant Joan de les Abadesses (Girona), es uno de los dos españoles fallecidos en el alud en el Mont Blanc ocurrido este jueves, según ha informado la Federación de Entidades Excursionistas de Cataluña en un comunicado. Martínez era miembro de la unión excursionista de Sant Joan y había viajado a Francia con otros dos socios del club. Uno de ellos, Guillem Ferrer, ha resultado herido en la avalancha y está ingresado en un hospital francés.
Ferrer, de 35 años, está fuera de peligro y evoluciona favorablemente, ha explicado Jordi Miguel, portavoz del club excursionista de Sant Joan. Las familias de ambos han sido informadas del accidente y se han trasladado hasta Francia. Junto a Martínez y Ferrer viajaba Toni Trilla, otro socio del club que no salió con la expedición porque sufría problemas físicos en una pierna. Trilla se quedó en el refugio en el que descansaban los alpinistas que se han visto golpeados por la avalancha.
Martínez era un alpinista experimentado que, aunque no se dedicaba profesionalmente a la montaña, contaba con el título de monitor de alpinismo. No tenía hijos. Los tres amigos habían salido el sábado pasado en coche desde Sant Joan de les Abadesses hacia los Alpes franceses. Miguel, compañero del fallecido en el club de alpinismo, lo define como una persona “muy involucrada” en las actividades de la entidad y en la vida del pueblo. Además de su actividad en la asociación, Martínez también había dirigido la organización de una carrera de montaña local.
La federación ha expresado el pésame a los familiares y amigos del fallecido. El ayuntamiento de Sant Joan de les Abadesses ha convocado esta tarde un pleno extraordinario para decretar un día de duelo por la muerte de Martínez.
El alpinista no tenía hijos, pero sí pareja. Su compañera se ha desplazado hasta Francia al conocer la noticia. Las personas que le conocían le describen como alguien prudente y muy consciente de los peligros del alpinismo. “La montaña era lo que más quería”, explicó Joan Roqué, alcalde de Sant Joan. Martínez, que trabajaba en un centro de control de carreteras, hacía una escapada siempre que podía para practicar su afición favorita. Para Roqué, su muerte es una “tragedia fruto de la mala suerte”, puesto que el montañero tenía mucha experiencia y la vía de ascenso no era de las más complicadas.
Aunque no nació en Sant Joan, Martínez era muy conocido en el pueblo, donde participaba en diversas entidades deportivas y donde vivía desde hacía años. “Era una persona muy entrañable”, ha explicado Roqué, quien le conocía personalmente. “Su muerte ha sido muy sentida aquí”, ha añadido.
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