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Un monolito contra la droga en el pazo de los Charlines

Representa la desesperanza de las víctimas y la lucha social

Rafael Louzán y el alcalde de Vilagarcía, Gonzalo Durán, durante la inauguración de la escultura.
Rafael Louzán y el alcalde de Vilagarcía, Gonzalo Durán, durante la inauguración de la escultura. CARLOS PUGA

Una mano medio abierta que simboliza la desesperanza de los toxicómanos y la larga batalla que libra la sociedad contra el narcotráfico preside desde ayer el pazo de Vista Real, en Vilanova de Arousa, la propiedad insignia que perteneció al mayor clan familiar de narcotraficantes que operó en Galicia.

Tallado por un joven alumno de la Escola de Canteiros de la Diputación de Pontevedra, que ha donado la escultura, el monolito “Galicia contra la droga” constituye un homenaje a los toxicómanos y una aportación de la Fundación Gallega contra el Narcotráfico coincidiendo con el Día internacional contra el consumo y el tráfico ilícito de drogas instaurado por la ONU. En presencia de numerosos representantes políticos, policiales, de la judicatura y asociaciones antidroga, un toxicómano rehabilitado a través del Proyecto Hombre Galicia descubrió la placa que acompaña el monumento y que recoge un fragmento de un poema de Pablo Neruda: “Podrán cortar las flores, pero no podrán detener la primavera”.

El nuevo presidente de la fundación, el sacerdote Manuel Couceiro, recordó a las víctimas del consumo de estupefacientes y a sus familias. “Este monumento es un icono a su recuerdo y a la lucha permanente contra los narcotraficantes", dijo.

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El pazo de Vista Real fue intervenido en 1995 por la Audiencia Nacional pero no fue subastado hasta hace dos años, cuando la Agencia Tributaria pudo efectuar la venta de una parte del enorme patrimonio embargado después de elevarse a firme la sentencia por blanqueo de dinero contra la familia Charlín por parte del Tribunal Supremo, subastas que no han terminado.

La propiedad de la finca se remonta al siglo XVIII y fue adjudicada al ayuntamiento de Vilanova por un millón de euros, después de que el gobierno municipal bloquease la oferta de otros posibles compradores con un acuerdo plenario de embargo para que el pazo se convirtiera en patrimonio de los vecinos.

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