Golpe a la red de blanqueo de Los Charlines

Agentes de la brigada de delitos económicos de la policía y de la Agencia Tributaria desplegaron ayer en varias localidades de la comarca de Arousa un importante operativo contra el clan de Los Charlines con un balance de 11 detenidos, acusados de blanqueo de dinero, delito fiscal y estafa.

Entre los objetivos de esta redada se encuentra Manuel Charlín Gama, de 78 años, precisamente cuando estaba a punto de salir de la cárcel tras otros 28 entre rejas cumpliendo dos condenas por narcotráfico y otra por blanqueo de dinero. También fueron arrestados tres de sus hijos: Manuel y Melchor Charlín Pomares, ambos con antecedentes por narcotráfico y blanqueo de dinero, así como Teresa Charlín y la hija de ésta, Natalia Somoza.

La redada en la comarca de Arousa se desarrolló después de tres años de discretas investigaciones sobre las actividades económicas y financieras del clan, que ponen al descubierto la capacidad de Los Charlines para recuperarse, después de los golpes policiales que recibieron desde 1996 y que derivaron en el embargo de prácticamente todo su patrimonio, ya valorado entonces por la justicia en unos 30 millones de euros. La investigación iniciada desde la Audiencia Nacional fue dirigida por la titular del juzgado número 3 de Vilagarcía de Arousa y el fiscal especial antidroga de Pontevedra, Luis Uriarte. Además de los detenidos, la operación tenía otros objetivos como la intervención de empresas y negocios familiares.

Entre los negocios familiares que vigilaba la operación había un cocedero de mariscos -Sochar, SL, en A Illa de Arousa- y una depuradora -Nine, en O Grove-. Los otros seis detenidos son empresarios y personas vinculadas al entramado financiero del clan, como un constructor de Vilanova de Arousa que había estado vinculado sentimentalmente a Teresa Charlín.

Ambos, de mutuo acuerdo, habrían urdido una estafa, simulando deudas ficticias para recuperar una importante cantidad de dinero. El constructor había reclamado por vía judicial unas supuestas deudas de Teresa Charlín, cuando el clan estaba inmerso en pleno proceso judicial con la mayor parte de su inmenso patrimonio en juego. Pero unos pinchazos telefónicos confirmaron a los investigadores que la denuncia era una maniobra más de Los Charlines para eludir sus deudas con Hacienda.

La operación contra la familia Charlín se produce en un momento crucial, precisamente cuando se esperaba que la Agencia Tributaria sacara a subasta los bienes embargados -no decomisados- por sentencia del Tribunal Supremo de marzo de 2007. Una subasta que probablemente quedará sin efecto por las consecuencias penales de esta investigación.

La insólita detención de Charlín se produjo en la prisión de A Lama, donde fue esposado para conducirlo a la comisaría. Mañana declarará en el juzgado. En la cárcel pontevedresa pasaba sus últimos días de condena, a la espera de que la próxima semana pudiera cruzar definitivamente sus puertas. De hecho, Instituciones Penitenciarias ya había tramitado todo su expediente carcelario con el licenciamiento definitivo del viejo patrón, que se adelantó más de tres años en aplicación de la reciente jurisprudencia del Tribunal Constitucional sobre el cómputo de la prisión preventiva.

Era el tercer intento fallido de Manuel Charlín para regresar a su casa de Vilanova de Arousa. El primero se remonta a la operación Nécora, de la que fue absuelto, pero no pudo abandonar la cárcel por las confesiones de su principal transportista, Manuel Baúlo, que le incriminaban en varios cargamentos de cocaína. Tres meses después, este arrepentido fue tiroteado en su casa de Cambados, tras un permiso que le concedió el juez instructor en aquella causa, Baltasar Garzón.

De los seis hijos de Charlín, sólo uno, Josefa, permanece en prisión por tráfico de drogas. Todos ellos, excepto Teresa, ahora detenida, fueron condenadospor blanqueo de dinero. La esposa del patriarca, Josefa Pomares, tampoco se libró de la cárcel y aunque siempre alegó que apenas sabía leer ni escribir, el Supremo, sin poner en duda su analfabetismo, dijo que ello no le impidió ser gerente de una conservera, participar en operaciones de blanqueo y no declarar a Hacienda.

Este clan familiar de narcotraficantes, el más famoso de la ría de Arousa, fue los primeros en dar el salto del contrabando de tabaco al de estupefacientes. A finales de los ochenta ya habían vertebrado una de las organizaciones más sólidas para operar con los carteles de la cocaína colombianos y las mafias del hachís marroquí. Sus barcos, conocidos como Los halcones, trajeron hasta las costas gallegas los primeros cargamentos de cocaína desde Sudamérica.