Canciones de Llach, lecturas y fotos en el adiós a Teixidor

Manu Guix, exalumno suyo, tocando al piano piezas de Lluís Llach; Lluís Pasqual y Frederic Amat, leyendo fragmentos de textos de sus obras; Joaquim Maria Puyal, alabando su capacidad prescriptiva y, sobre todo, su sinceridad por incómoda que pudiera ser; compañeros y exdiscípulos, buscando entre fotografías antiguas al que también fue su colega y maestro... En esa simultaneidad de acciones se desarrolló ayer el pésame de los que acudieron a la austera aula de música que los responsables de la escuela Betania-Patmos de Barcelona convirtieron en capilla ardiente para despedir al escritor Emili Teixidor, fallecido el martes a los 78 años mientras dormía.

La escuela (Patmos) que creó en 1958 estuvo en algunos momentos de la tarde especialmente concurrida, como se prevé que lo esté hoy la iglesia parroquial de Roda de Ter, localidad natal del autor de Retrat d’un assassí d’ocells y Pa negre, y donde a las cuatro de la tarde se celebrará el funeral.

Había un punto de una ausencia aún no digerida con la desaparición del escritor, periodista y pedagogo porque su muerte se produjo cuando llevaba ya tres meses sin medicarse contra el cáncer que le castigó los últimos años. También contribuyó al desconcierto por la ausencia la actividad del autor, que trabajaba en una nueva novela, “bastante dura”, según había hecho saber a sus editores, pero de la que no quiso adelantar nada más, ni tan siquiera el “par de títulos” que le rondaban por la cabeza. Era una actitud típica en él, que no soltaba prenda del original hasta que lo daba por totalmente ultimado. Pero sí tenía muy avanzados un puñado de relatos “que le habían ido saliendo durante este tiempo, pero ahora es pronto para hablar de todo esto”, admitían ayer sus editoras en Grup 62.