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crítica | danza
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Del desamor al caos

Obra recomendable y exquisita que deja sin palabras, dúo del desamor hacia el caos, preciosa miniatura respaldada por una música eficaz y sombría

La aclimatación mesetaria del israelí Sharon Fridman está siendo buena, y su presencia es la más notoria y positiva adquisición foránea que ha hecho la danza moderna madrileña en los últimos tiempos. Su trabajo es cada vez más maduro, expresivo, verdadero. Siempre activo, verle en el cartel es un reclamo justificado y seguro. Es un hombre de acusada sensibilidad, de un retorno interior lírico a la vez que revestido de una cierta dureza corporal que luego se licua con la sapiencia en la formulación de figuras tan originales como llenas de riesgo.

'SHALOSH 2012'

Dirección artística: Sharon Fridman.

Música: Luis Miguel Cobo y Serguei Rachmaninov. Con Arthur Bernard y Silvia Gribaudi.

Teatro Fernán Gómez. Hasta el 21 de junio.

En el Fernán Gómez se han visto tres piezas, y entre ellas, una joya de intensidad y matices: ¿Hasta dónde?, obra recomendable y exquisita que deja sin palabras, dúo del desamor hacia el caos, preciosa miniatura respaldada por una música eficaz y sombría. Sharon y Arthur se dejan la piel en el discurso, saben que todo lo que los une, los separará, y lo transmiten en un aliento trágico y desgarrado de altura.

Silvia Gribaudi es una artista singular que cultiva el feísmo y un humor ácido; su llamativo físico ya va a contracorriente. En su solo A corpo libero no se le llega a tomar la justa medida, pero después se une a Fridman en un paso a dos titulado In to it que es parte de una obra en proceso de cristalización. Respaldados por el Vocalise de Rachmaninov, se debaten entre la ironía y la representación de un ritual íntimo donde, si se cree en la belleza interior, esa es la que triunfa.

La inútil perorata del colocador de focos estropea el ambiente, degrada la función, una gracia que se convierte en tropiezo.

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