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NCG eleva ahora a más de 4.500 millones sus necesidades de capital

La entidad eleva ahora a más de 4.500 millones sus necesidades de capital

María Fernández
El presidente de Novagalicia Banco, José María Castellano, se reunió ayer en Ourense con afectados por la venta de participaciones preferentes de las dos antiguas cajas de ahorro.
El presidente de Novagalicia Banco, José María Castellano, se reunió ayer en Ourense con afectados por la venta de participaciones preferentes de las dos antiguas cajas de ahorro.BRAIS LORENZO (EFE)

Sin saber en qué condiciones será ejecutado el rescate, los bancos españoles en dificultades se han lanzado a una carrera por su pedazo de queso. Novagalicia, que necesita, según cálculos del Banco de España unos 4.500 millones de euros para cumplir con los decretos de reforma del sistema financiero de la era Guindos, ha enviado un plan al regulador con exigencias considerablemente mayores. “Todas las entidades están pidiendo dinero sin ningún recato”, aseguran desde el sector. La financiera gallega no ha sido una excepción. Aunque esa carta a los Reyes Magos es, para los sindicatos, un nuevo despropósito que solo conducirá a más cierres de oficinas y más despidos. UGT ya los ha cifrado: de los 5.948 puestos actuales pueden desaparecer cerca de 2.000. En el rural, lo que se conoce como exclusión financiera (pueblos sin oficinas de crédito cerca) estará a la orden del día.

“Realmente el dinero que pidan es lo de menos, lo que interesa saber es cuánto está Europa dispuesta a poner y eso no se aclarará hasta que se conozca el resultado de las auditorías”, analiza un sindicalista. El día 21 se anunciarán los primeros diagnósticos obtenidos por Oliver Wyman y Roland Berger sobre el peso del ladrillo en los créditos concedidos. El 31 de junio le tocará a la auditoría del Banco de España, que para Novagalicia ha escogido a la consultora KPMG, la misma empresa que avaló la viabilidad de la fusión en un informe encargado en 2010 por la Xunta. Aquella proyección se apoyaba en unas previsiones que se demostraron irreales, como las fuertes desinversiones (de más de 10.000 millones) por la venta de red de oficinas y depósitos que finalmente no se produjeron.

“Lo que hemos hecho hoy es enviar a Madrid el plan de negocio pero no vamos a dar ninguna cifra”, se limitan a decir en NCG. Ya no tienen que luchar contra las prisas del Gobierno porque el panorama ha cambiado.

“La subasta está más lejos porque no hay quien compre nada, ahora nos venderán esa circunstancia como un gran logro”, ironiza un delegado sindical.

Con esa voluntad de convertir agua en vino se expresó ayer el secretario del PP gallego, Alfonso Rueda, que afirmó textualmente: “Después de las buenas noticias conocidas este fin de semana, la ayuda que va a venir de Europa creo que es algo que contribuye a dar más esperanzas a la viabilidad de Novagalicia Banco”. Difícil transmitir más optimismo. Pero el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, fue más comedido. Deslizó que esta “no es la mejor situación”, pero sí es “la menos mala” de las posibles. En otras palabras, se plegó al discurso de Rajoy para advertir que con el rescate se trata de evitar “la intervención de la economía española”.

Respecto a Novagalicia, argumentó que “la línea de crédito posibilita recapitalización” y que tenga “un futuro propio”. La consigna la repitió el portavoz parlamentario Pedro Puy, para quien ahora es “más fácil”, que el proyecto salga adelante. Pero ningún cargo del partido se acordó de mencionar si ese rescate permitirá a la entidad dar más créditos a las pymes y los particulares. En su intervención, Puy se refirió en cambio a que la apuesta de la Xunta es por una entidad “autónoma”, a través de un saneamiento mixto, con aportaciones privadas. Claro que, en el baile continuo de cifras multimillonarias, los refuerzos a través de fondos extranjeros que negocia desde hace meses el presidente de NCG, José María Castellano, equivalen, según pasan las semanas, a una porción menor de la tarta.

Desde la izquierda, el secretario general del PSdeG, Pachi Vázquez, aludió a lo obvio pero no menos importante: la inyección de Bruselas implica “más recortes” a los ciudadanos en la medida que aumentan “la deuda y el déficit”. Y frente al baile continuo de millones que KPMG debería aclarar con su segunda auditoría sobre la entidad gallega, pidió claridad y que alguien conteste a una de las preguntas del millón: ¿qué pasará luego? La horquilla de recursos la cifra el PSOE entre 4.500 y 6.500 millones de euros que tendrían que aportarse, según él, con las mismas ventajas del rescate a Bankia. “Pido a Feijóo que no deje que nos lo lleven una vez saneado con dinero público”.

Lejos de verlo como la ventaja que defiende el PP, desde el BNG Guillerme Vázquez rechazó la “idea de felicidad absoluta que transmite el presidente del Gobierno ante la situación. “Eso que le llama Rajoy línea de crédito lo vamos a pagar a escote entre todos”. Todo se reduce, según Vázquez, a un gran engaño, a la mentira “como arma social”. Y frente a la negativa del PP gallego a consentir una investigación sobre las cajas en el Parlamento, Vázquez promoverá “una auditoría social”, con grupos de expertos para que “investiguen lo que puedan y transmitan a la sociedad sus conclusiones”. Y si Novagalicia estaba en una situación difícil, para el BNG “con este rescate y las exigencias que Europa pone encima de la mesa, cada día parece que tiene peor futuro”. Por ello, ha vuelto a reivindicar una banca pública gallega como salida. Tras exigir responsabilidades por el agujero de la fallida caja gallega, el nacionalista lanzó la propuesta de un referéndum sobre el modelo económico actual, que lleva, en sus palabras, “al desastre económico y social”. Hoy martes, su grupo ha convocado concentraciones en las siete principales ciudades gallegas.

Del debate público de ayer tampoco se escaparon las participaciones preferentes. Fuentes de la entidad creen que la solución está ahora un poco más cerca, pero el atolladero para los pequeños ahorradores sigue siendo muy real. Un grupo de afectados irrumpió en la visita que el presidente de NCG realizaba ayer al recinto Expourense. Al verlos, Castellano aceptó hablar con ellos y les aseguró lo que en otras ocasiones ha mencionado: que la solución no está en sus manos mientras el capital público siga siendo el accionista mayoritario. Las reclamaciones que no se solucionen con arbitraje de consumo, como propone NCG y la propia Xunta, quedarán a expensas de que se permita un canje por un producto con liquidez.

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Sobre la firma

María Fernández
Redactora del diario EL PAÍS desde 2008. Ha trabajado en la delegación de Galicia, en Nacional y actualmente en la sección de Economía, dentro del suplemento NEGOCIOS. Ha sido durante cinco años profesora de narrativas digitales del Máster que imparte el periódico en colaboración con la UAM y tiene formación de posgrado en economía.

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