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El nuevo sonido de la música clásica se escucha en Russafa

El violonchelista Matthieu Saglio ofrece este domingo en Valencia el concierto Cello Solo El espectáculo combina la tradición clásica con sonidos recogidos a lo largo del mundo

El violonchelista francés Matthieu Saglio.
El violonchelista francés Matthieu Saglio.

El violonchelista francésMatthieu Saglio vuelve a ofrecer este domingo 3 de junio en Valencia la muy singular actuación Cello Solo, un espectáculo musical que combina la tradición clásica, de compositores como Bach, con sonidos y ritmos que el intérprete ha ido recogiendo a lo largo del mundo. En él, “retumban los ecos de las catedrales occidentales y de los souks del Maghreb, del tango latinoamericano y del flamenco ibérico”, señala Saglio. La atrevida apuesta del violonchelista ofrece un resultado rico, vibrante, por momentos conmovedor, sostenido en el virtuosismo de un músico con una amplia formación clásica que decidió en su día salirse del recorrido prestablecido para un instrumento como el chelo y abrir su mirada —y sus sonidos— a otros estilos.

Saglio, afincado profesional y sentimentalmente en el barrio de Russafa, en Valencia, es, no en vano, uno de los componentes del reconocido grupo Jerez-Texas, aunque en Cello Solo ofrece su creación más personal. El concierto está programado en la Sala Russafa (calle Denia, 3, en Valencia) para este domingo 3 de junio (y no para el domingo pasado, 27 de mayo, como publicó por error este periódico en su edición impresa).

Saglio, que presentó con un lleno total el proyecto en el Palau de la Música en el año 2009, regresa con Cello Solo, en cierta forma, al punto de partida —su indiscutible habilidad como intérprete de música clásica— pero enriquecido con todos los atributos acumulados de otros géneros palpados directamente en decenas de países.

El espectáculo, repleto de matices y a la vez sobrio, se completa con la compañía del locutor de Radio3-RNE Emilio Garrido, que narra entre pasaje y pasaje fragmentos de su novela Aire de fuga (Efecto Violeta Ediciones, 2009). Con un efecto de luces, que se adapta a cada composición. Y con la utilización del sampler, que multiplica el sonido del chelo (por momentos parece que están tocando varios) y ofrece a Saglio un amplio terreno para la improvisación.

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