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Un vecino de Soto con antecedentes por drogas muere tiroteado en su chalé

Varios encapuchados entran en su chalé y le descerrajan dos tiros en la cabeza y en el tórax

F. Javier Barroso
Un agente ante el chalé en el que se produjo el tiroteo.
Un agente ante el chalé en el que se produjo el tiroteo.SANTI BURGOS

Dos disparos a mediodía acabaron con la tranquilidad que se respiraba en una apartada urbanización de Soto del Real. Un vecino de esta localidad, Gerardo Blanco Sanz, de 52 años, murió unas tres horas después en el hospital La Paz por los dos tiros recibidos, según confirmó una portavoz de la Guardia Civil. El instituto armado mantiene abiertas todas las líneas de investigación, entre ellas el robo, pero las primeras hipótesis apuntan a que puede estar detrás el tráfico de estupefacientes.

El crimen se produjo alrededor de las 14.30 en la avenida de Toledo, en una zona de chalés independientes de Soto. A la vivienda de Blanco acudieron al menos tres encapuchados que irrumpieron en la vivienda. “He oído dos detonaciones, pero no pensé que se trataba de disparos. Creí que eran petardos”, relataba Miguel, un residente en la zona. Al poco, algunos vecinos vieron cómo salían los tres hombres y se montaban en un coche y en una furgoneta con la que salieron de la urbanización.

Los vecinos avisaron a los servicios de emergencia. Los facultativos de una UVI móvil del Servicio de Urgencias Médicas de la Comunidad de Madrid (Summa) hallaron al hombre inconsciente y con dos disparos de bala. Un proyectil le había entrado por el tórax y otro por la cabeza. Fue trasladado en helicóptero con pronóstico muy grave al servicio de urgencias del hospital La Paz. Los médicos intentaron salvarle la vida, pero la gravedad de las heridas que sufría hizo que muriera a las 17.40, según fuentes de la Guardia Civil.

Agentes del Grupo de Homicidios de la Comandancia de Madrid se han hecho cargo de las investigaciones. También participaron agentes de Criminalística. Estos determinaron que los homicidas utilizaron un arma de pequeño calibre (supuestamente del 22 o del 6,35). “Si hubieran utilizado un calibre más grande, como un 9 milímetros o un 38 especial, lo más seguro es que no habría vivido tanto tiempo”, explicaron fuentes de la investigación.

Los especialistas rastrearon toda la zona por si los autores se hubieran deshecho de la pistola. Los guardias civiles encontraron parte de la vivienda revuelta. Creen que los atacantes buscaban algo en particular (probablemente droga o dinero), pero que no lo hallaron. Al principio se especuló con tráfico de marihuana, pero fuentes de la investigación apuntaron a última hora de la noche que pudiera tratarse de cocaína.

Los residentes de la urbanización afirmaron que la zona es muy tranquila y que no se habían registrado nunca problemas ni incidentes. De hecho, hasta hacía poco tiempo las puertas de las viviendas estaban abiertas dado que todos los residentes se conocían. “La exmujer ha venido diciendo que antes de dispararle le habían dado una fuerte paliza y que tenía golpes por todo el cuerpo”, añadió un residente de la zona.

Los vecinos de la zona explicaron que Blanco llevaba unos seis años residiendo en esa vivienda y que mantenía poca relación con el resto del vecindario. Muchas veces se limitaba a saludar. Los residentes sí veían un trasiego continuo de vehículos en el chalé de la víctima. “Algunas veces se han juntado hasta 10 y 12 coches en un mismo momento, sobre todo desde que se separó de su mujer y estaba con una nueva compañera. De eso hace ya unos dos años”, explicó un vecino.

Este también relató que hace un tiempo (no supo precisar cuánto), agentes del Cuerpo Nacional de Policía registraron el chalé durante toda una noche. “Lo mismo estuvieron 20 o 30 agentes”, añadió. “Siempre estaba en casa. No se le conoce ningún tipo de trabajo ni ocupación. Algunas veces ha tenido que venir la policía de las que se montaban ahí dentro [en referencia al chalé]”, describió.

Fuentes de la Guardia Civil confirmaron anoche que el fallecido había sido detenido por delitos contra la salud pública (tráfico de drogas), por lo que han centrado en esta hipótesis las investigaciones. Este crimen eleva a 14 las muertes violentas registradas en la región en lo que va de año, según cálculos de este periódico.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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