Cuando Wagner era joven

Desde el siglo XIX es la primera reposición de Rienzi, ópera de juventud de Wagner, en el teatro Real. Y no es que esta obra lírica no tuviese éxito en su tiempo. Al contrario. Los motivos de que se arrinconase su programación, hasta el punto de no representarse en el mismísimo Bayreuth, son complejos. No alcanza el nivel de las óperas posteriores de su autor, según valoraciones actuales; tiene un libreto no precisamente modélico y además se identifica con las preferencias de Hitler. Ahora, con el segundo centenario del nacimiento de Wagner el año próximo se va a poder escuchar en bastantes lugares. Hasta el Liceo de Barcelona la tiene programada en 2013.

Para los estudiosos de Wagner el conocimiento de Rienzi es fundamental. Para el público con curiosidad histórica, también. Es una gran ópera romántica, en cierto modo a lo Meyerbeer, que anticipa detalles que Wagner desarrollaría en sus dramas posteriores.

La versión que se puede escuchar en el Real hasta el domingo es de gran calidad. Evidencia el buen momento de los cuerpos estables y permite el lucimiento de un gran director, el joven argentino Alejo Pérez, que mantiene la tensión musical en todo momento con una lectura que transmite seguridad y control de principio a fin. La orquesta le responde a la perfección.

Del reparto vocal estuvieron soberbias las dos mujeres: Claudia Mahnke como Adriano, con un acto tercero verdaderamente sobresaliente por su intensidad dramática, y Anja Kampe, como Irene, brillante y rigurosa a la vez en cada una de sus intervenciones.

Andreas Schager lució una bella línea musical como Rienzi, pero su voz algo quebrada en algunos momentos le hizo perder musicalidad en pasajes tan bellos como el de la plegaria del quinto acto. Estupendas asimismo las voces graves y equilibrado globalmente el conjunto de las voces. Los coros mostraron empuje y delicadeza, integrándose en el balance positivo del apartado vocal.

Las versiones en concierto de las óperas suelen provocar algún rechazo entre los espectadores, al prescindir de algo tan fundamental en el arte lírico como es la componente teatral. Se aceptan cuando las óperas entran en la categoría de raras o poco representadas, y cuando cuentan con un nivel artístico de gran calado. En la función de ayer, transmitida en directo por Radio Clásica y por la Unión Europea de Radiodifusión, el público acabó entregado al final, cosechando la velada un éxito sin fisuras. El conocimiento de este Wagner de galeras supone un paso adelante para la cultura lírica de la ciudad.