Griñán y Rajoy prometen actuar con lealtad en la nueva etapa
El presidente de la Junta sigue sin aclarar cómo recortará el Presupuesto Valderas dice que no aplicará la reforma laboral en la Junta IU presiona para tener las competencias de los planes de desarrollo rural
La legislatura del Gobierno de izquierdas en Andalucía comenzó ayer con la elección en primera votación del socialista José Antonio Griñán como presidente de la Junta de Andalucía. Los 47 diputados del grupo socialista y 11 de los 12 de Izquierda Unida (el voto de Juan Manuel Sánchez Gordillo fue nulo) pronunciaron un alto y claro sí cuando el presidente del Parlamento, Manuel Gracia, llamó uno por uno a los 109 parlamentarios de la Cámara para que se pronunciaran en votación de viva voz. Griñán, que perdió las elecciones autonómicas el pasado 25 de marzo —como le recordó de manera insistente el que las ganó, el popular Javier Arenas—, tiene ante sí una misión descomunal. Desde la misma noche electoral no deja de repetir el difícil reto que tiene que afrontar, a sus 65 años, como es la de gestionar una comunidad de 8,4 millones de habitantes, con una tasa de paro del 33% y unos presupuestos menguantes. Lo reconoció de manera coloquial desde la tribuna del Parlamento: “Estar en el Gobierno ahora no es ninguna ganga, exige sacrificios”.
Sobre el nuevo Gobierno de izquierdas, lanzó ayer un desdibujado Javier Arenas, el único líder de la oposición andaluza, su sospecha de que Griñán y el coordinador de IU, Diego Valderas, pueden tener la tentación de convertir a Andalucía en un “fortín frentista” ante Madrid. Griñán quiere aplicar recetas distintas de las de Mariano Rajoy para afrontar la crisis económica y ha reclamado un diálogo institucional basado en la lealtad recíproca. Pero es algo que dicen por defecto, más como un deseo, ya que como advirtieron tanto el presidente andaluz como el portavoz socialista, Mario Jiménez, desde La Moncloa se ha ordenado recurrir ante los tribunales tres decisiones de Andalucía cuando el Gobierno andaluz está aún en funciones. Mariano Rajoy se mostró “convencido” de que ambos gobiernos colaborarán “con lealtad”.
Griñán dará a conocer públicamente la composición del primer Gobierno de coalición de PSOE e IU el próximo sábado, una vez que tome posesión. Hoy se reunirá en el palacio de San Telmo con Valderas donde deberá cerrar la estructura del gabinete.
El futuro vicepresidente andaluz anuncia una reducción de asesores
Ambos dirigentes deberán cerrar todavía algunos flecos. Izquierda Unida quiere que la vicepresidencia de Valderas, que asumirá las competencias de los ayuntamientos, tenga un marcado perfil municipalista. Y por eso insiste en tener las competencias sobre los planes de desarrollo rural que ahora residen en Agricultura. Los socialistas se resisten a ello. Para Agricultura, Griñán quiere fichar a su amigo Luis Planas, quien ya ocupó este departamento a principios de los años noventa. Planas, que ha ocupado altos cargos de responsabilidad en Bruselas, fue embajador de Marruecos. No obstante, sin las competencias de los planes rurales esta consejería quedaría un tanto aguada y el perfil de Planas no encajaría.
Según fuentes de la negociación, Griñán quiere dejar las consejerías en 10, por lo que no se descarta desaparezca Igualdad y Bienestar Social, que pasaría a Salud.
El nuevo Ejecutivo va a tener que tomar medidas muy difíciles en sus primeros meses de andadura. Deberá decidir, comunicar y aprobar qué partidas, qué políticas y qué programas van a tener que sacrificar en los ocho meses que restan de este año del Presupuesto andaluz.
Las cuentas autonómicas van a sufrir un hachazo de, al menos, 2.700 millones de euros por la caída en picado de los ingresos estatales y para cumplir con el compromiso de estabilidad para atajar el déficit al 1,5% del PIB. Griñán no quiso dar información al Parlamento en el pleno de investidura y se escudó en que un Gobierno en funciones no puede modificar un Presupuesto. Pero tampoco dio ni una pista —tampoco las dio de la estructura del Gobierno—, aunque el día anterior admitió que buscará un “impacto menor” en las áreas sociales. “Cuando hagamos el nuevo presupuesto lo traeremos a esta Cámara”, señaló ante el apremio de Arenas para que concretase lo que el popular llamó el “recortazo”.
Es decir, Griñán está reconociendo que la política social se va a resentir por unos recortes que el nuevo Gobierno de coalición intentará achacar a una imposición de Madrid. En cualquier caso su compromiso es que no habrá privatizaciones. Pero como recordó Javier Arenas, ya cuando se aprobaron los Presupuestos andaluces, en diciembre pasado, tanto el PP como Izquierda Unida denunciaron que la partida de ingresos estaba inflada y no eran reales por una pura cuestión de electoralismo. Los 30.020 millones de euros de las cuentas bajarán por lo menos un 8,4%.
El coordinador de IU, Diego Valderas, subió a la tribuna más en calidad de futuro vicepresidente del Gobierno andaluz que de portavoz de su grupo. Parecía que se había repartido con Griñán algunos anuncios que tendrá que hacer el próximo Gobierno. Así aseguró que si la Junta de Andalucía tiene que ajustar plantillas “no aplicará” la reforma laboral aprobada por el Gobierno del Partido Popular.
“Hay que declararnos en rebeldía ante la reforma laboral. No podemos aplicarla llegado el momento a los empleados laborales”, dijo Valderas. De esta forma, tampoco descarta que vaya a haber despidos en el sector público andaluz en los próximos meses. La idea del coordinador de IU es que si hay que despedir a empleados públicos laborales la norma que se vaya a aplicar sea la de la anterior reforma laboral que estipula en 33 días la indemnización por despido y no 20 como ha aprobado el Gobierno de Rajoy. El futuro vicepresidente lanzó otras promesas como la de la “supresión de sueldos superiores al del presidente de la Junta” y la de “limitar el gasto en asesores”.
El dirigente de IU dejó claro que cumplirá con la estabilidad presupuestaria que obliga a las comunidades autónomas a contener el déficit en el 1,5% del PIB. Pero lo hará a regañadientes. “Solo lo acataremos por imperativo legal”, proclamó.
Lo primero que dijo Javier Arenas al subir a la tribuna del Parlamento andaluz es que su partido ganó las elecciones autonómicas y que el PSOE las ha perdido por primera vez en su historia. A partir de ahí, repitió el discurso de austeridad y reformas que paseó en la campaña electoral, pero cambiando ahora sus puntos prioritarios por “desafíos de la legislatura”. Otra de las patas del discurso de Arenas fue el caso de los ERE. Según el líder popular, la ética que preconiza Griñán es imposible si no se resuelve este asunto: “La política de empleo de su anterior Gobierno está ahora mismo en los tribunales”.
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