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A paso de tortuga

McEnroe, el grupo vizcaíno que ha hecho de la lentitud una de sus señas de identidad, presenta hoy en la sala Joy Eslava su nuevo disco

Ricardo Lezón y el resto de miembros de la banda McEnroe
Ricardo Lezón y el resto de miembros de la banda McEnroe

Dice Ricardo Lezón, 42 años, voz y letrista del quinteto vizcaíno McEnroe, que lo del nombre no fue algo muy meditado. “Yo he sido profesor de tenis y es algo que me gusta mucho. El carácter de McEnroe no es el mío, para nada, pero era un tenista irrepetible. Tenía mucha personalidad. Me gustaba más que Björn Borg [su antagonista de la época], que era mucho más frío y aburrido”. Asegura Lezón que no son los únicos que han elegido el apellido del tenista con más mala leche de los ochenta como nombre. “Que yo sepa, hay por lo menos unos italianos y un grupo americano”, explica por teléfono desde su casa. Es de Getxo, un pueblo (una villa, hablando con propiedad) situado en el margen del Nervión, cerca de Bilbao, que en los noventa fue, junto con Gijón, un semillero de grupos indies.El nombre más popular de aquellos, y una de esas bandas que pudo reinar y no está claro si no lo hizo porque no quiso o no pudo, fue El Inquilino Comunista. “Muchos de nuestros amigos estaban en grupos en ese momento, pero nosotros no, nosotros no teníamos ni puta idea de tocar. Bueno, ahora tampoco. La verdad es que ahora un poco mejor. Pero es que este año hacemos 10. Hemos ido muy despacio”.

Como se deduce de la respuesta anterior, McEnroe retoma mucho del espíritu de aquella época y aquel lugar. En concreto ese amateurismo casi militante, esa modestia al hablar de uno mismo que a veces suena hasta exagerada. “Yo creo que no es eso. Vivir de la música es imposible. Aquí hubo muchos grupos que, si hubieran tenido la opción, se hubieran dedicado a esto. Pero es que lanzarte a esa aventura es casi suicida. Si a lo que te refieres es al sambenito ese de que Getxo es un pueblo de ricos y que por eso está lleno de grupos pijos, porque todos los que vivimos aquí estamos forrados, pues la verdad es que te puedo asegurar que no”.

La realidad, dice Lezón, es que el amateurismo en sí es un hándicap inevitable. “En nuestro caso, cada uno vivimos en un sitio distinto; más de la mitad de la banda está ahora residiendo en Madrid, y eso hace las cosas muy complicadas. Reunirse para ensayar es dificilísimo, y cada vez que tenemos todos la misma semana libre la utilizamos para grabar un disco”.

Los críticos coinciden en que su último trabajo es el más maduro

El nuevo, el cuarto, (aunque no están las cuentas muy claras: a veces no es fácil saber qué es una maqueta y qué un disco propiamente dicho) es Las orillas, nueve canciones en menos de 40 minutos. Esa semana que coincidieron para grabar la pasaron en Sevilla, en La Mina, uno de esos estudios que funcionan también como lugar de reclusión. Propiedad del cordobés Raúl Pérez, es una opción barata para pasar una temporada en un sitio en el que lo tienes todo. Además del aspecto técnico, ofrece alojamiento, mesa de pimpón y un naranjo. “Los anteriores discos los grabamos aquí, en Bilbao, y te distraes. Si no tienes algo que hacer, no vas, te salen otros planes… Allí estás más concentrado, y eso lo hace todo mucho más sencillo”.

"Vivir de la música es imposible", dice Ricardo Lezón, voz y letrista del quinteto

Editado hace apenas unas semanas, el nombre lo eligieron porque les pareció optimista. “El anterior [Tú nunca morirás (2010)] nos salió muy pesimista por temas personales, divorcios y cosas de esas que afectan a todo lo que haces, no solo a la música, hasta al hacer la compra. Este nos pareció que daba un mensaje mucho más positivo. Las orillas son los lugares de destino. Es casa”. En una cosa coinciden muchos defensores (McEnroe es muy valorado por la crítica del grupo: este es su disco, el más maduro y asentado. Rock en castellano que parece discurrir a cámara lenta (sus detractores, que también los tienen, dicen que insufriblemente lento), pero que está un paso por delante de otras propuestas de la misma índole. Quizá por las atmósferas que crea el francés Olivier Arson, última incorporación, que viene del mundo de la electrónica.

Hoy lo presentan en Madrid, en la sala Joy Eslava, en un concierto conjunto con el cantautor madrileño Remate, que también tiene nuevo álbum, Una araña a punto de comerse una mosca. Él ha elegido distribuirlo junto con el número de abril de la revista musical Rockdelux, mientras que McEnroe pertenece a la escudería del sello madrileño Subterfuge, a la que llegó en 2008 por mediación de Miren Iza, alias Tulsa, amiga del grupo y artista enseña del sello. “Nos entendieron bien desde el principio. Saben que no les vamos a hacer ricos y que nuestro ritmo es peculiar. Y lo respetan. Nosotros hacemos esto por el placer de tocar. Es la recompensa. Claro que, como nuestros ensayos son tan espaciados, cómo salgan los conciertos depende mucho de la noche que tengamos. Somos un poco Curro Romero. Esa también es la gracia ¿no?”.

McEnroe y Remate. Joy Eslava.Arenal, 11. A las 20.30. Entradas : 12 euros.

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