Madrid homenajea la “pasión, ambición y entrega” de Gallardón
El exalcalde obtiene la medalla de honor con loas del PP, PSM e IU, y la censura de UPyD
El pleno municipal ha aprobado esta mañana la concesión de la medalla de honor de Madrid, la máxima distinción de la ciudad, al anterior alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón (Partido Popular), que lo fue entre 2003 y 2011, en reconocimiento de su “ambición”, “pasión”, “entrega” y “entusiasmo”, con los que, según ha señalado al actual regidora, Ana Botella (PP), “supo hacer realidad la extraordinaria potencialidad de la capital”. Esta decisión ha contado con el apoyo y encomio de su formación (31 ediles), del Partido Socialista (15) y de Izquierda Unida (seis), y con la oposición de Unión Progreso y Democracia (cinco).
Botella, que fue miembro del equipo de Gobierno de Gallardón con importantes y crecientes responsabilidades desde su primer mandato, ocupó su puesto cuando, el pasado mes de diciembre, lo abandonó para ser ministro de Justicia del Ejecutivo emanado de las urnas el 20 de noviembre y encabezado por Mariano Rajoy (PP). La alcaldesa ha reconocido los 28 años de trabajo al servicio de la ciudad de su predecesor, como concejal (1983-87), diputado regional (1987-2003), senador (1987-1995), presidente de la Comunidad de Madrid (1995-2003) y alcalde (2003-2011). Y ha confiado además en que continúe su labor ahora como ministro.
Según Botella, “Gallardón convirtió su pasión por Madrid en entrega, entusiasmo y trabajo”, impulsando “una formidable transformación” que hizo “mejor” la ciudad y “la colocó a la altura de las urbes más modernas”. Entre sus logros ha citado la ampliación de la red de metro y de las universidades públicas (como presidente regional); y la rehabilitación del centro, el soterramiento de la M-30 bajo el parque de Madrid Río, la creación del Samur Social y la rehabilitación del Matadero (como alcalde).
Otras medallas
El pleno municipal ha aprobado también, en este caso con respaldo unánime, la concesión de la medalla de Madrid al cineasta Alejandro Amenábar y al religioso Jaime Garralda; ha nombrado hijo predilecto de la ciudad al músico Plácido Domingo; ya ha decidido bautizar un espacio público en honor al dibujante Antonio Mingote.
Botella ha recalcado que así lo han reconocido los madrileños (que le otorgaron dos mayorías absolutas en la Comunidad y tres en la alcaldía), ha agradecido al PSM e IU que “aparquen sus diferencias partidistas para poner por delante el reconocimiento a un gran alcalde”, y ha censurado a UPyD por su opinión: “Es una pena que algún otro grupo no haya tenido la elegancia y generosidad de reconocer su trabajo y dedicación para mejorar la calidad de vida de los madrileños”.
El líder municipal de UPyD, David Ortega, ha cimentado en tres razones su voto en contra: 1) “No compartimos el precedente de dar la máxima condecoración a todos los alcaldes, sean buenos, regulares o malos, porque dársela a todos es como no dársela a ninguno”. 2) “España está en una crisis muy delicada, y estamos cansados del doble discurso del PP, que apuesta por reducir el gasto” mientras que “Gallardón es el campeón de la deuda a nivel municipal”; “respetamos a la persona pero estamos valorando al gestor público”. 3) “No lo entenderían ni los madrileños, ni los españoles ni los europeos, que nos miran con lupa; esto es la capital de España, y lo que se hace aquí tiene trascendencia en Europa”.
El líder municipal de Izquierda Unida, Ángel Pérez, ha justificado así su respaldo: “Conozco a Gallardón personalmente desde hace mucho tiempo, entre otras cosas porque he dedicado el 70% de mi vida política a hacerle oposición. Yo no presumo de tolerante sino de demócrata, y asumiendo al adversario como es puedo tener la comprensión suficiente como para votar a favor esta propuesta.
La diferencia política es insalvable pero siempre ha habido una buena relación institucional y personal, en un país en el que las ideologías parecen más muros para refugiarse que campos adonde salir a discutir. Reconocer al adversario es una forma de reforzar la identidad propia. Gallardón es amigo de obras irreversibles, que perduraran casi tanto como sus deudas. Y se puede recordar con más o menos agrado su gestión, pero sus huellas dejan muchos motivos para acordarse de él de muchas formas posibles. El destinatario de esta medalla estará de forma significativa en la historia de esta ciudad, y es lo que reconocemos con nuestro voto positivo”.
"Es una pena que algún otro grupo no haya tenido la elegancia y generosidad de reconocer su trabajo", afirma Botella
El líder municipal socialista, Jaime Lissavetzky, ha coincidido en las alabanzas al anterior alcalde: “La justificación [de esta medalla] en innecesaria. De sus antecesores, Juan Barranco [1986-1989] y José María Álvarez del Manzano [1989-2003], Gallardón señaló que lograron encontrar el lenguaje que cada momento necesitaba Madrid. Valga para él lo entonces dicho por él. Gestionar y cultivar la memoria compartida es signo de buena urbanidad. Gallardón forma parte de ese legado, se esté de acuerdo o no con sus políticas; todos somos sus herederos y, cada uno desde sus principios, sus continuadores.
Como dijo José Ortega y Gasset, las cosas hechas pensadas en su día como futuro son ya pasado, pero muchas otras no se pudieron hacer, y hay que repensar el futuro desde el pasado como continuadores. Le tuve respeto y creo que ese respeto era mutuo desde el consenso o el disenso y más allá de las diferencias políticas, que eran muy importantes. La historia le pondrá en el lugar que le corresponda, pero este reconocimiento es una reafirmación de nuestras aún jóvenes tradiciones institucionales, es un acto sencillo y profundo de urbanidad, nada más y nada menos”.
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