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Ni moras ni cristianas

Las alcoianas luchan desde hace una década por su integración en la fiesta

Un 'fester' de la Escuadra del Mig Cordoneros.
Un 'fester' de la Escuadra del Mig Cordoneros. CIO / PACO GRAU

En abril de 2002 Herminia Blanquer, una de las tres mujeres festeras de pleno derecho que en aquella época había en los Moros y Cristianos de Alcoi, frente a los cerca de 3.000 festers hombres, sufrió las consecuencias de la tradición de esta fiesta. Sus compañeros de la filà Navarros le retiraron el derecho a participar en la entrada cristiana desfilando en la escuadra, un privilegio restringido cada año a once festers de cada filà. A partir de este hecho se gestó Fonèvol, la asociación para la integración de las mujeres que un año después se constituiría de manera oficial, en marzo de 2003.

En la actualidad, son 14 mujeres las que participan de pleno derecho en la fiesta. “Hace ya diez años que las mujeres nos reunimos para protestar porque a Herminia le quitaron su derecho a participar en la escuadra junto con los hombres”, explica Gemma Ballester, presidenta de Fonèvol. Ballester, que también intentó su ingreso en la filà de su amiga Herminia, la de los Navarros, encontró un escollo en las votaciones que comenzaron a imponerse en Alcoi para poder acceder a ellas.

Este impedimento le llevó incluso a denunciar, sin éxito, el caso ante los tribunales por inconstitucional. Esta sin duda, es la razón por la que Gemma Ballester se muestra tan firme a la hora de rechazar este veto al ingreso de las mujeres en las filaes. “El ingreso de una mujer en la fiesta gira en torno a los hombres, son ellos los que forman parte de las filaes y ellos quienes deciden mayoritariamente”, protesta Ballester. Desde Fonèvol reivindican que las filaes “sean entidades abiertas y que cada cual pueda apuntarse porque tenga sus amigos, sin más”.

“Las votaciones solo sirven para impedir que entremos en las ‘filaes”

La presidenta de Fonèvol reconoce que pese a que las catorce filaes moras y cristianas forman parte de la Asociación de Sant Jordi y al ser ésta una entidad privada tiene derecho de admisión. “La pega es que esas filaes son la única manera de poder participar en las fiestas patronales”, insiste. “Hay que evitar las votaciones que solo se emplean para impedir que ingresen en las filaes niñas o mujeres”. Entiende que las votaciones solo generan conflicto y explica esto a través del caso generado en la filà mora Verdes que en su asamblea del sábado 30 de marzo rechazó por mayoría de votos de sus miembros el ingreso de cinco niñas, mientras que aprobó la entrada de tres niños. “Esas cosas no deberían pasar y en eso estamos, defendiendo los derechos de las mujeres”, sentencia Gemma Ballester. Lamenta que esta filà no enmendase este error en la asamblea extraordinaria desarrollada el pasado sábado, 21 de abril, en la que no fraguó el intento para cambiar los estatutos, y que el ingreso de los hijos de los miembros sea directo.

Es una de las escasas filaes que no disponen de traje femenino junto a la filà Marrakech y Chano. El resto de filaes, 25 entre moras y cristianas, han comenzado a aprobar trajes femeninos en un intento de acercar la fiesta a las mujeres aunque sin los derechos de los hombres de participar en todos los actos oficiales y extraoficiales. “Hay que seguir.Queda mucho por hacer”.

Para muchos, los diseños femeninos son un gran paso pero para nosotros es pequeño”, dice, en referencia a las declaraciones del presidente de la Asociación de Sant Jordi, Javier Morales, que en su intervención pública en la presentación de la revista de fiestas del 1 de abril se mostró convencido de los avances conseguidos para integrar a las mujeres durante su mandato, que acaba este año.

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