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Otra feliz agonía del Deportivo

Quien piense que el guión del ascenso del Deportivo está escrito debería pasarse por cada partido que juega, por las aventuras que se suceden y convierten cada liza en una montaña rusa

Quien piense que el guión del ascenso del Deportivo está escrito debería pasarse por cada partido que juega, por las aventuras que se suceden y convierten cada liza en una montaña rusa, en un sube y baja que, al menos hasta hoy, suele tener final feliz para los intereses de la escuadra herculina. Ayer precisó marcar cuatro goles para laminar a un Elche que explotó su capacidad a balón parado y la desafortunada actuación de Aranzubía, héroe tantas veces. Caprichoso el destino quiso que a cada gol del Deportivo respondiera de inmedito su rival, lo que generaba una sensación de remar contra corriente que solo se solventó con un tanto del inevitable Colotto. Tan cerca estaba el pitido final que el Elche, aunque lo intentó, ya no pudo responder a una locura a la que solo semejó inmune el técnico José Luis Oltra, que en sala de prensa sorpendió: “No creo que fuera un triunfo agónico”, apuntó. Claro, que a los diez segundos lanzó una sentencia contrapuesta: “Ganar en esta categoría siempre cuesta sangre, sudor y lágrimas”.

A estas alturas ya parece claro que a Oltra le gusta cabalgar con la brida suelta. “El contrario tiene argumentos”, razona. El Deportivo se los da, convierte los partidos en un ida y vuelta y ahí explota su ingente cantidad de recursos en ataque para salir victorioso. Sin Riki, lesionado, con una aportación menor de los delanteros, el equipo encontró ayer a rescatadores habituales como Bruno Gama, que exhibió de nuevo su magnífico golpeo con dos goles magníficos en su ejecución, Colotto o Valerón, reconvenido por su entrenador para que explote su llegada al área y acaricie el gol. El canario abrió bien temprano el marcador. Hizo diana como hace quince días ante el Murcia, como los buenos delanteros centro. Pero no hay velada plácida para el Deportivo. Igualó Ángel tras error de Aranzubía y empujón a Laure y el partido derivó hacia un catálogo de imprecisiones, descontrol que se acentuó cuando Oltra retiró a Juan Domínguez del campo con media hora por jugar. Tomó riesgos el técnico, que tiró una moneda al aire. Despreció el valor del empate y se fue a por los tres puntos sin tanta elaboración como al inicio, pero con el orgullo, el empuje y la capacidad de resolución de un grupo muy por encima del nivel de la categoría, un equipo que atisba ya un ascenso con números de récord.

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