Gemma Cuervo encarna a Celestina

La veterana actriz barcelonesa Gemma Cuervo regresa a Bilbao por segunda vez en poco más de un mes. El 13 de marzo visitó la villa para recoger el Premio Ercilla de Teatro a la Trayectoria Artística; en esta ocasión, llega al Palacio Euskalduna para demostrar que está a la altura de ostentar ese galardón metiéndose en la piel de uno de los grandes mitos que ha creado la literatura española: La Celestina, alcahueta hechicera nacida de la imaginación de Fernando de Rojas en el siglo XV.

La dirección del espectáculo está a cargo de Mariano de Paco Serrano, dos veces finalista premio de Valle-Inclán de Teatro y premio José Luis Alonso de la Asociación de directores de Escena. La versión teatral es responsabilidad de Eduardo Galán, quien ha realizado una difícil y detallada labor de síntesis para dejar la duración de la extensa obra en dos horas, respetando la esencia y el clasicismo de la Celestina del texto original pero adaptando los ritmos a un público más contemporáneo. La idea principal, el ‘carpe diem’, la brevedad de la vida y los días contados de la tersura de la piel permanecen. La producción va de la mano de Secuencia 3.

La obra, escrita en pleno Prerrenacimiento español, durante el reinado de los Reyes Católicos, es una tragicomedia que comienza cuando Calisto (Alejandro Arestegui), que está persiguiendo a un halcón, entra en la huerta de la gentil doncella Melibea (Olalla Escribano), de quien se enamora al instante. Pero ella le rechaza. Aconsejado por su criado Sempronio (Juan Calot), Calisto recurre a la ayuda de Celestina, una vieja alcahueta, cortesana, poderosa, que logra que Melibea caiga rendida a los pies de Calisto. Pero los criados de éste intentan explotar un beneficio propio a la pasión de su amo, que había prometido una cadena de oro a Celestina si lograban entre todos enamorar a Melibea. Cuando esta lo logra, los criados reclaman su parte y ante la negativa de la alcahueta, la matan y son apresados y ejecutados por la justicia. Los jóvenes amantes olvidan pronto el suceso y disfrutan de su amor, aunque por poco tiempo…

Así, los tres ejes temáticos de la obra, el amor, la muerte y la codicia, se desdoblan según el personaje. El romanticismo ideal está encarnado por Calisto y Melibea, mientras que el amor que busca el puro goce físico lo personifican las relaciones de los criados,Sempronio y Pármeno, con las dos prostitutas discípulas de Celestina, Elicia y Areusa. Al final, los dos únicos personajes que no resultan víctimas del amor son los padres de Melibea, Pleberio y Alisa.