Salto del plató al bar por la crisis
Actores habituales en series de televisión buscan espacios alternativos ante la incertidumbre del audiovisual En los bares también encuentran visibilidad
Una obra cómica, formación de dúo y actores o actrices conocidos por las series de televisión. Este parece ser uno de los perfiles que al público gallego más le gusta como reclamo en los bares. Aunque estos locales siempre han sido refugio de artistas y actores que ya se han hecho un circuito estable en ellos, la incertidumbre y el parón que se avecina en el sector audiovisual provocan que afloren nuevos espectáculos con este perfil o que se retomen otros que ya habían funcionado hace años.
“Hay que reaccionar ante la parálisis audiovisual y teatral. No hay producciones en televisión, la Rede Galega de Teatros está en absoluta decadencia, los concellos no pagan y solo nos quedan los bares”, explica la actriz Camila Bossa. Conocida en los últimos años por su papel en la serie de televisión Matalobos, Bossa promueve junto a su compañera Yolanda Muíños, conocida por series como Libro de familia o Escoba, la obra Malos Hábitos, donde las dos actrices se meten en la piel de dos irreverentes monjas de clausura que no dejan al público indiferente. “El humor y reirse un poco del clero siempre funciona bien en los bares”, analiza Bossa sobre la aceptación de este formato reducido que se está empezando a programar en toda Galicia, “con muy buena aceptación porque los bares están muy vivos y el público responde”, recalca la actriz.
Manquiña y Tony Lomba se unirán en un nuevo espectáculo
Un buen conocedor de este circuito es, sin duda, Carlos Blanco, que ahora también forma dúo con el músico Xosé Manuel Budiño en el espectáculo iLaLelo. Blanco se ha forjado un público sólido al margen de la televisión, y fue pionero de los monólogos en bares que lleva recorriendo cerca de dos décadas. “Entonces no había un circuito, lo creamos a base de actuaciones gente como Pazó, Cadaval, Mofa y Befa o yo mismo. Esas rutas se convirtieron en espacios vivos para contadores y estoy orgulloso de haber abierto el camino para otros compañeros que ahora trabajan en esos espacios”, reflexiona Blanco sobre los orígenes de ese circuito, con algunos locales que se han convertido en centros culturales de sus comarcas. “Hay sitios en zonas como A Silva, O Seixo o Valdeorras que sólo son conocidos a nivel local pero con una labor impagable de programación”, dice con el aval de quien ha cubierto un expediente de miles de kilómetros en su hoja de ruta.
Blanco es un buen analista de la situación porque nunca se ha separado de este tipo de circuitos que ahora vuelven a buscar algunos de sus compañeros. Como Marcos Orsi o Xulio Abonjo, que casi una década después han puesto en marcha la continuación de su obra de formato reducido Ratman y Bobin, un espectáculo de música y humor “sobre dos superhéroes de cloaca”, como les gusta definir. “No es una vuelta, es una revuelta a los bares, que siempre están para acogernos”, dice Abonjo, que se dio a conocer a nivel estatal en la serie de Cuatro Cuestión de Sexo. “Actualmente hay crisis, las producciones audiovisuales ni hay ni se las espera, pero seguimos aquí apostando por producciones propias. Los bares también dan visibilidad y trabajo a los actores, y los espectáculos funcionan”, añade.
Hay tantos actores ofreciéndose que los bares hasta pueden seleccionar
Abonjo y Orsi han dado continuidad a un espectáculo anterior, pero también hay veteranos de las tablas y la televisión que preparan nuevos formatos a dúo para promover en este tipo de locales. Una combinación teatral que se espera con expectación es la unión entre el inclasificable cantante Tony Lomba y el actor Manuel Manquiña, que tiene como título provisonal Hijos de la calle y estará lista para después del verano. “A mí me llegan ofertas de trabajo pero ahora todo es diferente. Todo es más inestable y lo que hoy es firme mañana se cae, por eso nos hemos metido en este proyecto, para tener cosas nuevas que ofrecer”, explica Manquiña, un actor que no se puede decir que sea un advenedizo en el circuito de los bares, donde ya ha tragado mucho humo a lo largo de más de tres décadas. “Los propietarios de los bares me dicen que antes casi todo valía, pero ahora hay un poco de saturación. Hay tanta demanda de actores que pueden permitirse seleccionar”, dice Manquiña, que en la actualidad combina sus actuaciones como monologuista con su papel en la serie de TVG Era Visto. “Claro que influye en los bares que seas conocido en la tele, pero resulta extraño cómo funciona cada lugar. Puedes tener un éxito arrollador en un bar y en otro a 50 kilómetros de distancia los chistes no hacen la misma gracia”, confiesa el actor.
Aunque el circuito de los bares resulta una opción gratificante para casi todos los actores consultados, también hay reinvidaciones con un punto amargo: “Estamos cómodos en los bares, pero nuestro sitio natural son los platós y el teatro y ves que eso se desmorona”, indica Xulio Abonjo. Su compañera Camila Bossa va más allá: “Hay una gran recesión, sin inversiones en audiovisual, y se está perdiendo todo lo que se invirtió y recorrió en 25 años, con gente muy bien formada y eso es lo grave, más allá de actuar o no en los bares”. A pesar de todo, Bossa no para de elogiar lo que estos espacios le aportan: “actuar en los bares nos hace ser más osados y mucho más libres”.
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