María Jesús Alameda recuerda como su padre iba haciendo fotografías a familiares y amigos, "por pura afición".EDUARDO ALAMEDAAlameda también fotografió las fiestas populares de Aravaca. En la imagen, un encierro en la plaza entorno a 1920. Ya en la década de los 90 imágenes como estas sirvieron para acreditar el uso continuado como espacio público del lugar, evitando así su urbanización.EDUARDO ALAMEDAUnos vaqueros llevan las reses para el encierro de la localidad, en una imagen de la década de los 20.EDUARDO ALAMEDALos vecinos de Aravaca contribuyen al archivo con imágenes de la vida cotidiana, como estas en la que aparecen retratadas dos alumnas, María Teresa Martín (izquierda) y su hermana Camino, del Colegio Nacional (Las Escuelas) en 1952.El 10 de febrero del 57, dos años después de su primera comunión, Julián Hernández recibe la Confirmación en la Parroquia de Aravaca. Hernández fue durante décadas el lechero del distrito, gracias al negocio familiar que había heredado.Una clase del Colegio Nacional (Las Escuelas), en 1960. Julio Galocha, rubio y vestido con un chaleco, está agachado en el suelo (el segundo por la derecha). "Menudo madrileño estaba hecho", cuenta su esposa Vicenta Gómez Iniesta, en el testimonio recogido por el archivo fotográfico de Aravaca.Julián Hernández tira la escopeta en la feria de San Isidro de 1967 para ganar una botella de sidra, en esta fotografiada proporcionada por su hija Carolina.Durante las fiestas de septiembre, los vecinos de Aravaca improvisaban una plaza de toros con carros y palos donde se sitúan en la actualidad el Centro Cívico. Imagen de 1952, proporcionada Pilar Sánchez Calvo, en la que aparecen retratados varios miembros de su familia.Juan Alegre fotografió las actividades de la asociación de vecinos 'Osa Mayor'. Los propios vecinos eran los que ajardinaron y mantuvieron durante años los jardines de Aravaca, debido a la falta de servicios públicos.JUAN ALEGRELos vecinos hacían manifestaciones e iniciativas para reclamar instalaciones públicas, como la 'Operación Duro'. Por las calles del municipio fueron recogiendo donaciones de cinco pesetas para poder construir un colegio, ya que el que tenían estaba compuesto de barracones prefabricados. "Le llevamos todo el dinero en una bolsa al ministerio de Educación como primera aportación; se quedaron sin saber qué hacer. Finalmente construyeron el colegio", recuerda Alegre.JUAN ALEGRE
