Filípides regresa a Galicia
Debutantes en maratón describen sus sensaciones previas En abril tendrá lugar una prueba en A Coruña tras años sin celebrarse ninguna en la comunidad
La leyenda y la búsqueda de los límites convierten al maratón en un desafío único, una liza intrépida que cada vez más gente percibe a su alcance. “Además volvemos a tener la posibilidad de correrlo en Galicia, después de unos cuantos años, desde que se dejó de organizar el de A Guarda”, apunta Carlos Melchor, lucense, entrenador nacional de atletismo. Será el día 15 de abril por la mañana en A Coruña, la nueva meca para los corredores populares gallegos, que disfrutan desde hace meses en la capital herculina de un nutrido calendario de pruebas. “Habrá en paralelo a este primer maratón una carrera de 10 kilómetros. Queremos que se viva un ambiente festivo y deportivo esa mañana en la ciudad. Ya tenemos más de mil inscripciones”, anunció el concejal de Deportes coruñés Francisco Mourelo durante la presentación de la prueba. Horas después se supo que el derbi futbolístico entre Celta y Deportivo se solaparía con la llegada de los últimos corredores.
Roi Barros cuenta con llegar a la meta cuando la pelota ya ruede en Balaídos. Tiene 24 años, trabaja como monitor en un gimnasio y será su primer maratón. Y ese estreno tiene mucho de mágico. Ha leído, escuchado y valorado, pero siente que está ante algo desconocido. “La gente te habla del muro, de que salga con un ritmo tranquilo para aguantar más allá del kilómetro 30. Tengo la impresión de que acabar será sobre todo una cuestión más mental que física”, matiza. “La mente se trabaja con las experiencias previas”, diagnóstica Melchor, que cree esencial haber corrido antes al menos un medio maratón. Barros lo hizo y encontró ahí alguna pista. “Hice 1 hora y 47 minutos y se me hizo largo y aburrido. Al día siguiente sentí que me había pasado un camión por encima”. Ahora espera que la devastación sea menor. El pasado 16 de enero comezó a preparar de manera específica el maratón. Cuatro meses de trabajo con las pautas de Miguel Ángel Acosta, un preparador con experiencia en carreras de largo aliento o en triatlones. Ha salido cinco días por semana a hacer series y largas tiradas, cada vez mayores, 90 minutos, 100, 110, dos horas... Y siempre acompañado de un trabajo de pesas. “Si no te tiran las piernas”, ilustra. Los sedentarios pueden cerrar la boca: Barros dice que se siente bien. “He ido a más en cuanto a mejora física y resistencia”. Ayer se probó en el Vigo-Baiona, otro medio maratón
Cree que tardará más en recuperarse de las secuelas psíquicas que físicas
A la misma hora, pero en Barcelona, Javier Rego se estrenaba en su primer maratón, meta largamente aguardada para este ingeniero de Lugo, que con 34 años estuvo cuatro parado tras ser un habitual de carreras populares y triatlones cortos. Un accidente y una enfermedad le detuvieron, pero no le frenaron. “Por fin. ¡Llevaba dos años entrenando como un becerro!”, exclamaba el pasado viernes. Por tantos avatares quiso que su primera vez fuera especial. Desechó la opción de A Coruña porque tomó el avión rumbo a Barcelona, que con 34 ediciones se ha consolidado entre los cinco mejores maratones de Europa.
Un aluvión de aficionados bajan de la red planes de entrenamiento
“Con miedos, excitado, nervioso, contento…”. Su objetivo era parar el crono en las dos horas y 50 minutos. La media maratón la pasó en una hora y 23 minutos, pero en el kilómetro 31 encontró el muro. “Me deshidraté y en apenas 500 metros rompí literalmente. Preferí abandonar a hacer más de cuatro horas”. Ahora cree que tardará más en recuperarse de las secuelas psicológicas que de las físicas y se anima a ofrecer algún consejo a quienes tratan de recorrer idéntica ruta. “Mañana mismo vuelvo a entrenar y voy a por el siguiente maratón, pero no hay que obsesionarse con el crono y sí competir para disfrutar, para darle sentido al entrenamiento y organizarse con constancia. Creo que una persona de 50 años que no haya corrido en la vida puede hacerlo con seis meses de preparación”.
Pero ahí todas las cautelas son pocas, porque la exigencia es máxima. “La gente tira de recetas que encuentra en Internet y se lanzan al maratón de cualquier manera. Es importante disponer de la orientación de un preparador y más si buscas algo más que acabar”, sugiere Carlos Melchor, que lamenta la “profesionalización del populareo”, el aluvión de aficionados que invierten en pulsómetros o GPS, que descargan planes de entrenamiento desde la red, que rezuman competitividad y se saltan los pasos lógicos en una progresión normal.
“El cuerpo puede responderte, pero es insano y no disfrutas”, alerta. Y de nuevo, siempre, hay que mirar hacia la leyenda, la de Filípides, que corrió desde las llanuras de Maratón hasta la ciudad de Atenas para anunciar la victoria sobre los persas. Luego murió.
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