Belén Esteban, 'regidora' de Barcelona
El concejal Jordi Portabella (UxB) confunde a su colega Belén Pajares (PP) con la “princesa del pueblo”
Belén Esteban es regidora de Barcelona. Es más, forma parte de la Comisión de Cultura y Conocimiento del Ayuntamiento. ¡Y por el Partido Popular! Al menos eso consta en el acta de la sesión que se celebró el martes por la mañana. La política municipal también tiene sus chascarrillos y esta vez corrió a cargo del líder republicano Jordi Portabella por un despiste.
Portabella (Unitat per Barcelona) es el presidente de dicha comisión, que se reúne mensualmente la semana antes del plenario. Como tal, el líder de Esquerra Republicana es el encargado de administrar el turno de palabras. Uno de los temas de debate este lunes eran las áreas de influencia de los centros educativos de la ciudad, en el que todos los grupos se posicionaron. El PP está representado por los concejales Ángeles Esteller, Xavier Mulleras y Belén Pajares. La última, exdiputada del Parlament, es precisamente la portavoz de los temas de enseñanza.
“Señora Belén Esteban”, le dio el turno de palabra Portabella a Pajares. La carcajada entre los asistentes no se hizo esperar. Lo peor: no era la primera vez que sucedía. “Señor presidente, al final le acabaré riñendo, porque siempre me equivoca el nombre”, le respondió Pajares, en un tono limítrofe entre la risa y la ira. Aparte del pelo rubio, la diferencia entre ambas mujeres es abismal.
“Me hará famosa no por mis intervenciones, sino porque me confunde el nombre. Que no conste en acta”, continuó la regidora. “Le pido disculpas, señora… Belén”, dijo avergonzado Portabella, que intentaba también contener la risa. “Disculpas aceptadas, pero soy Pajares, Pajares Ribas”, le replicó la concejal.
“Mejor la llamo por el apellido si le parece”, le sugirió el líder de ERC a la edil popular. “Como usted quiera, aunque señora regidora es más que suficiente”, le replicó Pajares, que minutos antes se había jactado de su educación “correctísima” en un colegio religioso. La escena acabó con Portabella repitiendo sus disculpas. La pregunta que quedó flotando en el aire: ¿qué pensaría Sigmund Freud de todo esto?
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