"Los derechos de la mujer son los que antes se resienten por la crisis"
Inmaculada Montalbán teme que los recortes afecten a la asistencia de las víctimas de violencia
Inmaculada Montalbán (Iznalloz, Granada, 1960) empezó a trabajar con mujeres maltratadas hace 25 años, cuando la violencia de género ni existía como concepto ni estaba en la agenda pública. A revertir esta situación ha contribuido desde la primera línea en su trabajo como juez. Desde 2008 es vocal del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), donde preside el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género y Comisión de Igualdad.
Pregunta. Queda mucho por hacer en materia de igualdad. ¿Pero qué avances son los fundamentales en los últimos años?
Respuesta. Estamos poniendo en marcha muchas medidas para atajar la violencia de género, pero quedan pendientes otras previstas en la Ley de Igualdad. Lo importante es que hay más conciencia de los derechos por parte de las mujeres. Hoy saben que tienen derecho a una reducción de jornada o a que la empresa modifique los horarios. Desafortunadamente, la crisis lo dificulta todo porque la mujer se retrae a la hora de reivindicar. Es también muy importante conseguir la corresponsabilidad de los hombres. Por ejemplo, ya vemos jueces que piden permiso de paternidad.
P. Son derechos que también están pensados para hombres, pero hasta que no los ha reclamado la mujer ellos no lo habían hecho.
R. Efectivamente. Los derechos de conciliación están muy feminizados, los usan mayoritariamente las mujeres. Y están penados, porque quien pide una reducción de jornada sufre una reducción de sueldo. Quien pide una excedencia para cuidar del hijo se encuentra luego que ese tiempo se le descuenta de la cotización.
La clave está en intervenir en la educación para evitar comportamientos machistas
P. ¿La crisis puede provocar pasos atrás en lo conseguido?
R. Sí los puede haber. Por ejemplo, la congelación del salario mínimo carga particularmente contra las mujeres porque sobre un 15% de mujeres cobran menos de ese salario. La crisis también puede golpear a la mujer en la función pública. Educación y medicina son profesiones muy feminizadas. Si no se ofertan plazas, les afectará a ellas más.
P. Se habla, por ejemplo, del peligro de que mujeres que se queden sin empleo vuelvan al hogar y ya no salgan. ¿Puede ser común esta situación?
R. Corremos un serio peligro de que las mujeres con contratos eventuales hagan las cuentas y resulte que no les compense trabajar y vuelvan a casa a cuidar a los hijos. Detectamos que prima el trabajo del hombre. La mujer es la que se plantea si le merece o no la pena seguir trabajando.
Los derechos de conciliación están feminizados y penados
P. ¿La lucha contra la violencia de género está a salvo de los recortes?
R. Espero que no afecten a las víctimas. Porque sin ayudas, sin crearles una red de apoyo, la mujer no consigue cortar el vínculo con el agresor. Confío en que las Administraciones van a ser respetuosas, pero siendo realistas, me temo que los servicios asistenciales se verán afectados.
P. Quedan también aspectos de la organización judicial pendientes de desarrollar, como los juzgados de violencia comarcales. ¿Se podrán acometer?
R. Estamos trabajando en eso. Se trata de hacer una nueva demarcación judicial, ya estamos elaborando un mapa que afectará a todo tipo de juzgados con el objetivo de que la especialización sea real no solo para gente de ciudad, sino también para los pueblos. Nos preocupan las mujeres que no pueden acceder a los juzgados especializados en violencia. Se trataría de crear un modelo parecido al que hay en Andalucía en sanidad. Está el ambulatorio, pero cuando necesitas una atención especializada, te llevan al hospital. La crisis económica es un buen momento para esta reordenación.
P. Cuando empezó a ocuparse de estos asuntos trabajó con las mujeres de ámbitos rurales de Andalucía. ¿Ha cambiado la situación en esas zonas?
R. Sí. Sobre todo en las jóvenes. Son más conscientes de sus derechos. Las mujeres con las que yo trabajé hace años han evolucionado pero tienen un sentimiento de tristeza porque les tocó vivir una época en la que los derechos de las mujeres no estaban en la agenda pública. Ahora ven que la cosa está cambiando.
Hay que participar en la gestión pública para no perder avances logrados
P. ¿Pero lo ven como algo ajeno?
R. Creo que sí. Y eso es un problema porque tenemos casos de mujeres mayores víctimas de malos tratos y son las que menos denuncian.
P. ¿Las generaciones jóvenes valoran lo que se ha conseguido?
R. Las personas que han nacido ya en el periodo de bonanza se creen que siempre fue así. La historia nos demuestra que hay que participar en la gestión pública para no perder avances que hemos logrado. Los derechos de las mujeres son los primeros que se resienten cuando hay retrocesos económicos o en valores. Por eso es importante explicar a las chicas de dónde venimos.
P. ¿Se está trabajando en la educación, en evitar que se creen determinados comportamientos?
R. Ahí está la clave. En intervenir en el momento de aprendizaje para evitar comportamientos machistas. Intervenir en los colegios, en los institutos, en las familias.
Soy partidaria de las cuotas. Son un instrumento temporal necesario
P. ¿Qué modelo debería seguirse para conseguir una sociedad más igualitaria?
R. Lo fundamental es que los instrumentos que tenemos, como la Ley de Igualdad, se cumplan de forma efectiva. Por ejemplo, asegurando la participación de hombres y mujeres en la toma de decisiones.
P. ¿Es partidaria de las cuotas?
R. Sí. Creo que es un instrumento temporal necesario para que las mujeres puedan estar presentes en centros de decisión a los que de otra forma no accedería.
P. ¿Qué soluciones propondría para mejorar la presencia de la mujer en la política? En Andalucía existen las listas cremallera, pero sigue dando la sensación de que las cuerdas de la política la mueven hombres.
R. La lista cremallera es una buena medida, pero hace falta el compromiso de las personas para hacer real las previsiones legales. Puede suceder que se cumpla con la lista cremallera pero nos encontramos con que las mujeres son intercambiables, algo que le oí decir a Amelia Valcárcel. Mujeres que han demostrado ser muy válidas una legislatura, a la siguiente ya no están, se las cambia por otra, como si fueran cromos.
P. ¿En el ámbito judicial también ocurre?
R. Desde la comisión de igualdad que presido en el CGPJ hemos conseguido que algo más del 40% de directores de cursos sean mujeres magistradas. Y también que en las ponencias haya paridad. Pero, por ejemplo, a los altos cargos judiciales siguen presentándose muy pocas mujeres. Es un gran problema.
P. ¿A qué cree que se debe?
R. A que son ellas las que mayoritariamente asumen las tareas de la casa. Y también porque aún no se ha desarrollado mucho la cultura de la competitividad en la carrera judicial para acceder a estos altos cargos.
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