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El PSdeG reelige a Pachi Vázquez por un estrecho margen de votos

El secretario general logra un 53,3% de apoyos, frente al 46,2% de Espinosa Los esfuerzos finales de José Blanco resultaron insuficientes

Pachi Vázquez celebra el triunfo tras ser reelegido secretario general del PSdeG.
Pachi Vázquez celebra el triunfo tras ser reelegido secretario general del PSdeG.ANXO IGLESIAS

Casi dos años de lucha interna contra el liderazgo de Pachi Vázquez murieron en la orilla. Lo que comenzó como una pequeña revuelta contra el secretario general del PSdeG por su rechazo a la Lei de Caixas de la Xunta de Feijóo, y terminó de estallar cuando aplicó de forma estricta el régimen interno de incompatibilidades, se quedó a 33 votos de un total de 460 de conseguir el vuelco. La tardía candidatura de Elena Espinosa no tuvo tiempo de cuajar, aunque cosechó un apoyo del 46,2% que denota la tensión que padece el socialismo gallego.

Pasaban las 21.30 horas cuando el presidente del 12º Congreso del PSdeG, el alcalde lucense, Xosé López Orozco, dio a conocer unos datos que desde hacía minutos volaban por los teléfonos móviles de los delegados en forma de tuits: que Pachi Vázquez había sido reelegido secretario general. Su última entrada en el salón central del Pazo de Congresos de Santiago fue acogida con una fuerte ovación, mientras Elena Espinosa, que le esperaba desde hacía minutos, recibía abrazos de consuelo. Orozco se limitó a dar carácter oficial a los datos: 460 votos emitidos, dos abstenciones, un voto en blanco, 245 sufragios para Pachi Vázquez y 212 para Elena Espinosa. La división que experimentó el partido durante toda la jornada vivió un momento de tregua con el aplauso unánime de la platea.

El congreso se cierra hoy con discursos del reelegido secretario general y del líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, y con la configuración y votación de la nueva ejecutiva con la que Vázquez afronta su segundo mandato. Si en 2009 llegó a la secretaría general que abandonó Emilio Pérez Touriño de la mano de José Blanco, entonces número dos del PSOE, ahora se mantiene pese a la oposición del exministro de Fomento, cuya apuesta por Elena Espinosa resultó fallida. La derrota de la candidata es también la de Blanco, que arriesgó buena parte de su capital político en la operación contra Pachi Vázquez.

Otra clave de la derrota hay que ubicarla en Vigo. El desaforado protagonismo de su alcalde, Abel Caballero, provocó recelos en las dos provincias más indecisas: las de A Coruña y Lugo. Caballero se anticipó a la presentación de la candidata con una reunión nada discreta con ella en su despacho del Ayuntamiento vigués, a la vista de todos los periodistas. Dos días después, ocupó un lugar destacado a la izquierda de Elena Espinosa en su lanzamiento oficial, y ahí comenzó a tambalearse el delicado equilibrio que requiere un partido tan complejo como el PSdeG, en el que a veces no equivocarse es más útil que acertar.

Los críticos no lograron de Besteiro la implicación que deseaban

En el congreso de Santiago, Caballero se hizo a un lado, y ni en declaraciones públicas ni en su intervención ante el plenario apoyó abiertamente a Espinosa, pero ya era demasiado tarde. En la decisiva provincia de Lugo, los esfuerzos finales de Blanco no dieron resultado. Ni Orozco, ni el secretario provincial, Ricardo Varela, siguieron sus consignas, lo que provocó una vehemente discusión entre este y Blanco tras la votación. Toda la responsabilidad provincial quedó para el presidente de la Diputación, José Ramón Gómez Besteiro. No llegó a declarar su voto, y si gestionó votos para Espinosa, lo hizo tarde y tímidamente, según los partidarios de esta.

La derrota de la exministra tiene otras claves. Como la sucesión de aspirantes a enfrentarse con Vázquez que precedieron a la confirmación de Espinosa. O su equipo de campaña, la segunda fila de la foto de su presentación, formada principalmente por los críticos del grupo parlamentario socialista, víctimas personales muchos de ellos del régimen de incompatibilidades del que Vázquez hizo bandera hasta el último momento, probablemente intuyendo la buena acogida de su propuesta en las bases. Algo así como un sindicato de damnificados, como lo definían sus adversarios.

Del discurso de Pachi Vázquez, convertidas ahora en compromisos, quedan propuestas como las listas abiertas para configurar las candidaturas electorales del partido, de un lado, y del otro, la convocatoria de primarias. La primera promesa encontró la rápida respuesta de Espinosa, que afeó a su contrincante que presumiese de algo a lo que se opuso en el congreso de Sevilla. Las primarias, por otra parte, serán “lo más abiertas posible”. Aunque no lo explicitó, él mismo puede ser uno de los aspirantes. Para completar la lista hay dos nombres con muchas posibilidades: Besteiro y Francisco Caamaño.

Nada más ser proclamado, Pachi Vázquez pronunció un corto discurso que confirmó el eje fundamental de su campaña, en la que se presentó como el candidato de las bases frente a las tutelas que atribuyó a su contrincante. Fue la suya una candidatura “de abajo arriba”, había dicho, así que celebró la victoria dedicándosela “a los militantes anónimos del partido”. “Esos hombres y mujeres que no conoce nadie, no salen en la prensa y siempre trabajan para el partido”. Espinosa, abatida, evitó elucubrar sobre su futuro. “Es prematuro”, zanjó. Ya con los resultados en la mano, Blanco reveló el secreto peor guardado del 12º Congreso: su apoyo a Elena Espinosa: “Entendía que podía abrir mejor un tiempo nuevo y diferente, pero la democracia es la que es y el resultado es el que es”. “No lo he dicho antes porque tiene más valor ahora”, apostilló.

De las ovaciones a la tensión desbordada

El transcurso de la jornada fue ofreciendo pequeñas señales que apuntaban al triunfo de Pachi Vázquez. La primera llegó al mediodía, cuando el secretario general defendía ante el plenario del congreso, donde se congregaban unas mil personas, entre delegados e invitados, su informe de gestión. Pachi Vázquez sacó pecho por lo que ha sido la gran bandera de su mandato, la aplicación de un régimen de incompatibilidades resumido en el principio “una persona, un cargo”.

El empeño de Vázquez en aplicar esa norma contribuyó decisivamente a la configuración de la candidatura alternativa que se le enfrentó ayer. En ella jugaron un papel decisivo un grupo de diputados autonómicos que se rebeló en su día contra la aplicación de la norma y el alcalde de Vigo, Abel Caballero, que se enfrentó con Vázquez después de que este le exigiese —por ahora, sin éxito— que su mano derecha, Carmela Silva, eligiese entre su escaño en el Congreso y el cargo de primera teniente de alcalde en el gobierno local vigués.

La respuesta del congreso a la reinvindicación que hizo Vázquez de su norma de incompatibilidades fue inequívoca: una gran ovación que se prolongó durante un minuto. Espinosa, con todo, también se comprometió a aplicar el régimen de incompatibilidades e igualmente logró arrancar el aplauso de los compromisarios.

La votación del informe de gestión del secretario general reafirmó el optimismo de sus partidarios. Aunque 100 delegados no participaron en la votación, Vázquez logró un apoyo del 66%.

A partir de ahí, la tensión fue en aumento. Hubo intervenciones muy duras en el plenario, hasta el punto de que se pudo oír a un delegado saliendo furioso a los pasillos mientras protestaba: “Lo que acabo de escuchar es de juzgado de guardia”.

El nerviosismo iba en aumento, sobre todo entre los críticos, que veían como la posibilidad de la victoria empezaba a alejarse. Durante el discurso en el que Vázquez presentaba su candidatura, Carmela Silva no se recató en difundir críticas muy ácidas en su cuenta de Twitter. “La deslealtad es el peor de los avales” o “si no defiendes con hechos lo que planteas en los discursos, estás incurriendo en la peor de las falsedades”, escribió la mujer de confianza de Caballero.

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