Subidos al carrusel de las encuestas
El PSOE arrojó la toalla el 20-N y ahora cree que puede remontar los sondeos Griñán evita a la prensa para eludir preguntas sobre el caso de los ERE
José Antonio Griñán ha puesto deberes a los cerca de 65.000 militantes socialistas de Andalucía. Cada uno tiene que movilizar 500 votos para hacer posible lo que parece imposible. Dar la vuelta a las encuestas y evitar que la ola del PP llegue también a la única comunidad donde nunca ha habido alternancia en el Gobierno autónomo. El candidato socialista quiere que Andalucía sea la “escollera de la marea azul” o la “isla de la libertad”, según su propia definición, y para ello está siguiendo al pie de la letra lo que le aconsejan sus estudios electorales.
Según los cálculos del PSOE, si movilizan 200.00 votos podrían hasta ganar las elecciones y si logran atraer a 125.000 de los 700.000 que perdieron en las elecciones generales del pasado 20 de noviembre, el PP de Javier Arenas se quedaría sin mayoría absoluta. El PSOE está agarrado al “y si pasa esto”, “y si pasa lo otro”. Es decir, confía en una respuesta afirmativa a la siguiente pregunta: “¿Y si suena la flauta?”.
Los análisis del PSOE son matemáticas, no política, aunque los cálculos ayudan a no hacer cosas inútiles como multiplicar esfuerzos o destinar recursos humanos y económicos en zonas donde hagas lo que hagas no vas a captar ni un voto. De ahí que el candidato dedicara su primer día de campaña a recorrer dos barrios de Cordoba donde la abstención los machaca. Corrió sus riesgos porque son zonas, sobre todo la del barrio de Las Moreras, donde la gente no está para que le estrechen la mano con sonrisa de quita y pon. Algún vecino le afeó a gritos “la corrupción” y algún otro, el paro. Aunque también se encontró con gente que le reclamó seguridad, dando una nueva definición al virgencita, virgencita, que me quede como estoy. “Cuando me muera, que me muera con todo lo que tengo”, dijo una señora muy mayor.
Pero además de las matemáticas y de la política están los estados de ánimo. Y es indudable que el de los dirigentes del PSOE no es el mismo que el del 20 de noviembre. Entonces tiraron la toalla, estaban seguros de que perdían las elecciones y la única duda era cuál sería la magnitud de su derrota, reconocieron dirigentes que hace tres meses recorrieron los mismos bloques de viviendas pidiendo el voto para Alfredo Pérez Rubalcaba. Tampoco la reacción de los ciudadanos no es la misma con los socialistas en el contacto director. Esto lo achacan a los ajustes del Gobierno de Mariano Rajoy y, sobre todo, a la dura reforma laboral. La movilización sindical la consideran clave en este cambio de actitud.
El sondeo del CIS moviliza al electorado de los dos grandes partidos
El PSOE es un partido muy ciclotímico y su candidato, también. La encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas apunta que el PP roza la mayoría absoluta al concederle 54 ó 55 escaños, la línea donde Javier Arenas por fin alcanzaría la meta de ser presidente de la Junta. El efecto que ha tenido este sondeo en el PSOE ha sido vitamínico, entre otros motivos, porque hay mucha gente cuya supervivencia laboral depende de que el PSOE siga en la Junta de Andalucía.
El PSOE dice tener un sondeo propio donde la distancia con el PP es de seis puntos en lugar de los 7,2 del CIS, aunque el PP asegura tener otra que les da más ventaja. Todo va a depender del número de personas que vaya a votar el 25 de marzo, apunta la directora del Centro de Documentación y Análisis Electoral de Andalucía (Cadpea), Carmen Ortega: “Todos los pronósticos varían en función de la participación”. La politóloga sostiene que el sondeo del CIS puede movilizar tanto al votante del PP, que quiere echar a los socialistas, como al del PSOE o al de IU, que quieren impedir el triunfo de Javier Arenas. Este, por ahora, no va a arriesgar y va mantener con rumbo fijo la campaña que ya empezara hace cuatro años, al día siguiente de perder sus terceras elecciones como candidato. A Arenas se le ha puesto cara de presidente —ya ni levanta la ceja— y anuncia casi tantos grupos de trabajo y de expertos como prometía el que ha sido su gran rival electoral, el expresidente Manuel Chaves, cuando no tenía claro qué hacer con algún asunto. El fraude los ERE, el paro y los 30 años de Gobierno socialista son las líneas de su discurso. También Griñán habla de las tres décadas socialistas y de cómo combatir el paro, pero no de los ERE. Por eso, el PSOE no ha convocado todavía ninguna rueda de prensa y ha evitado que su candidato mantenga contacto directo con los periodistas. Por ahora.
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