Una remontada de primera

Hay partidos, momentos o situaciones que marcan una temporada. Habrá que sacar conclusiones al final del ejercicio, pero lo vivido ayer en Balaídos tiene mucho de punto de inflexión, no porque el Celta se quedase con los puntos, que lo ha conseguido en nueve de las últimas once jornadas que lleva invicto, sino por como envió a la lona al Almería, rival por el ascenso al que remontó un marcador en contra y desarboló en una segunda parte memorable.

Lo hicieron los celestes además ante un graderío poblado, animado por las entradas a precio reducido. Resta la victoria, pero seguramente también una fidelización porque resulta complicado imaginar que toda esa gente que acudió ayer por primera vez en bastante tiempo a Balaídos encuentre argumentos para no regresar.

El partido, su epopeya, sirvió para reivindicar varios aspectos del Celta que estaban en duda y que ahora reflejan la solidez de un equipo con más andamiaje que el que hace un año se desinfló en la segunda vuelta. Marcó a balón parado el equipo de Herrera, suerte en la que padecía y en la que incluso ayer concedió a Ulloa el gol que abrió el festival. Vio puerta además Mario Bermejo, en solfa por su aportación en la mediapunta, donde asume una labor de zapa y apoyo, en ocasiones más defensiva de lo que se presupone en su ubicación sobre el tablero.

Con él y con Joan Tomás emergió el Celta para lograr tres goles en veinte minutos y gritar al celtismo que hay equipo y sobra orgullo. Tampoco falta el fútbol. Ni la casta que permitió sostener todo lo logrado en un final al límite. Todo se mezcló en la misma marmita para cocinar un plato delicioso que incluso pudieron degustar los deportivistas, que mantienen distancias respecto a quienes a dia de hoy siguen fuera de los puestos de ascenso. Una parte de la grada lo cantó en voz alta: “Galicia es de primera”.