El presidente de la Diputación se ofrece a las víctimas del ‘Costa Concordia’

La llegada de José Manuel Baltar a la Diputación de Ourense ha traído algunos cambios al día a día de la institución. Las colas ante el decimonónico despacho de su padre para pedir favores y empleos han dado paso a una intensa agenda de visitas institucionales y recepciones públicas. Pero el trasfondo es el mismo. El nuevo presidente se reunió ayer con los cinco ourensanos afectados por el naufragio del Costa Concordia frente a las costa italiana de Giglio y se convirtió en un astuto diplomático internacional.

Baltar postró su gestión política y los servicios jurídicos del ente provincial a los pies de las dos familias afectadas por el accidente. “Me comprometo a que los servicios jurídicos estén a su disposición, porque la Diputación va a estar pendiente de las noticias”, afirmó. No solo eso: también se ofreció como interlocutor político “ante ministerios o ante quien sea”. El nuevo presidente declaró que nunca va a negar ayuda a todo aquel que la solicite. “No va a faltar de nada”, aseveró orgulloso.

Los afectados afirman sentirse abandonados por otras instituciones y Baltar quiere que su gestión sirva como denuncia porque “la Diputación tiene que estar con los problemas de los ourensanos”. Uno de los supervivientes, Alejandro Mínguez, criticó la desorganización de los demás viajeros para realizar una reclamación conjunta. La Diputación prestará sus abogados, ya que no aceptan la indemnización voluntaria de 15.000 euros por pasajero que oferta la naviera. Quieren más porque consideran que hubo una negligencia que casi les cuesta la vida. Tan solo un día antes del encuentro, Baltar Blanco defendía el “claro” papel de los organismos provinciales: “Si no existiera la Diputación de Ourense, habría que inventarla”.