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BALONCESTO | COPA DEL REY

El poder y la gloria

El Caja Laboral y el Lagun Aro abren la Copa del Rey en un derbi vasco estadísticamente desigual pero que enfrenta distintos estados de ánimo

El exala-pívot francés del Lagun Aro Mohamed Kone se disputa un rebote con el pívot serbio del Caja Laboral Dejan Musli en enero del año pasado.
El exala-pívot francés del Lagun Aro Mohamed Kone se disputa un rebote con el pívot serbio del Caja Laboral Dejan Musli en enero del año pasado.Javier Etxezarreta (EFE)

A priori, Caja Laboral y Lagun Aro, escenifican en la Copa del Rey un duelo desigual. Ambos representan a dos territorios que han cimentado el baloncesto vasco, con continuidad en el caso alavés e intermitente en el caso guipuzcoano. A priori, es el debate entre un club, el Baskonia, que exhibe tres títulos de Liga, seis de Copa, cuatro Supercopas, una Eurocup y cinco finales europeas (en sus distintos formatos), y otro, el GBC, que mide su alegría y su tristeza por ascensos y descensos hasta acabar instalándose en la élite de la Liga de la ACB. Si la experiencia es un grado, el derbi vasco que inaugura la Copa del Rey en Barcelona, estaría tan volcado del lado azulgrana que apenas concitaría interés.

Sin embargo, el Lagun Aro, no solo ha coleccionado un grupo de buenos jugadores sino que probablemente gana abrumadoramente en la ilusión de disputar su primera gran competición más allá de la teoría del ascensor.

La presencia de Betts y Vidal, ex del Baskonia, le dan cuajo al Lagun Aro

Acuciado por la pujanza histórica del Baskonia, y reciente del Bizkaia, el equipo de Sito Alonso ha logrado sacar la cabeza y asomarse a los balcones nobles de la competición con una trayectoria de menos a más. Se trata, claramente, de un equipo de remontada, que nació con inmensas dudas, con demasiadas derrotas como para soñar con algo que no fuera una pesadilla, y que, de pronto, comenzó a adelantar por la izquierda a un cúmulo de rivales hasta colarse por primera vez en su historia en la Copa del Rey. Necesitaba la Guipuzkoa deportiva un baño de autoestima y, curiosamente, se lo ha dado el baloncesto, un deporte con un pasado emotivo (Askatuak, Gasca, Hollis y compañía), pero un presente difuso.

Al Baskonia se le exige no solo su presencia, sino su condición irrenunciable de aspirante al título. Son dos estados de ánimo muy distintos. El Baskonia viene a ser el poder, que se ejerce o se pierde, y el Lagun Aro, la gloria de estar donde quizás nunca pensó en estar.

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¿Qué pesa más? ¿La obligación de ganar o la emoción de participar? El equipo de Ivanovic ha tenido de todo en la temporada, menos regularidad. Además recibió un durísimo golpe cuando el Bizkaia le apeó de la Euroliga, su competición más querida, en la que ha disputado cinco finales, en sus distintos formatos, sin haberla conseguido nunca. El Baskonia pertenece a la aristocracia europea aunque solo le adorne una Eurocup (la segunda competición) en sus vitrinas. Sin embargo, el equipo de Ivanovic es especialmente competitivo a partidos únicos, a enfrentamientos viscerales donde ha sido capaz de todo. Hasta en su gira americana frente a equipos NBA mantuvo el tipo. Tipos como Teletovic o Prigioni son duros como una roca, curtidos en mil batallas. Otros, como Ribas o Heurtel, no van por detrás del espíritu que exige el técnico montenegrino. Más aún en partidos sin capacidad de rectificación. Le van bien los duelos directos, aunque el Baskonia haya vivido momentos mejores.

El Lagun Aro, seguramente, ha borrado de su memoria las estadísticas para comenzar en Barcelona una nueva vida. En nueve ocasiones se han enfrentado ambos conjuntos y solo una vez, en 2008, ha vencido el conjunto guipuzcoano (75-62). Pero, sin duda, este Lagun Aro es muy distinto del de otros años. Fundamentado en el liderazgo de Andy Panko, ha encontrado en jugadores como el británico Betts o el español Vidal, la ayuda necesaria para crecer como equipo y no solo asentarse en la categoría sino apuntar más arriba. Precisamente, los dos han jugado también en el Baskonia. Vidal, durante muchas temporadas fue el español de aquel Tau, y Betts tuvo un paso fugaz por las filas del conjunto azulgrana. Ahora ambos son blanquiazules y los dos saben muy bien lo que es ganar torneos, una experiencia que también tiene un valor añadido a la hora de afrontar estos partidos sin segundas oportunidades.

¿Qué pesa mas, la obligación de ganar o la ilusión de participar?

El poder y la gloria, de nuevo frente a frente, en la décima ocasión que ambos equipos se miran a la cara. Una cita habitual del Baskonia; excepcional del Lagun Aro. Pero solo será el principio de la competición para uno; el final para otro.

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