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La parálisis crónica de Tabakalera

El futuro del Centro de Cultura Contemporánea, en el aire a la espera de una nueva formulación de su proyecto artístico

Donostia-San Sebastián -
El edificio de Tabakalera en obras.
El edificio de Tabakalera en obras.JAVIER HERNÁNDEZ

Tabakalera parece haberse convertido en un monstruo al que nadie sabe como alimentar. La antigua fábrica de tabacos de San Sebastián, futura sede de lo que se supone será el Centro Internacional de Cultura Contemporánea, ha visto como desde 2001, el año que el exalcalde Odón Elorza, la Diputación de Gipuzkoa y el Gobierno vasco, alumbraron la idea o “necesidad” de crear un centro de referencia de las manifestaciones audiovisuales, el proyecto no ha hecho más que enfangarse y prolongarse en el tiempo.

El último capítulo de la estéril historia de Tabakalera, lo firmaron el pasado miércoles las tres instituciones implicadas en el proyecto. Mientras que Ayuntamiento —a excepción de la representante del PSE, Marisol Garmendia— y Diputación optaron por convocar de nuevo un concurso público para la elección de un director que desarrolle el proyecto cultural del centro —otra persona se encargará de la gestión en sí del edificio—, descartando la propuesta de Blanca Urgell de fusionar Tabakalera con San Sebastián 2016, la propia consejera amenazaba con abandonar el proyecto, como si de una partida de cartas se tratara convirtiendo un farol en órdago.

No es lo mismo idear un proyecto en 2000, que en 2012”, dice Rekalde

“Como haya que volverse a preguntar, Tabakalera ¿para qué?, mal vamos”, recuerda Santi Eraso, consejero de San Sebastián 2016 y exdirector cultural del proyecto de la capitalidad. “Tabakalera ha tenido y tiene un proyecto, valido, valiente, y es el que en su día planteó Joxean Muñoz. Otra cosa es que haya que reformularlo por la actual crisis. Pero es el único que existe”, añade el también exresponsable de Arteleku.

Mientras Cultura achaca a Ayuntamiento y Diputación —las dos instituciones guipuzcoanas apuestan por dar continuidad a lo planteado por el exdirector de Tabakalera— que con su actitud la puesta en marcha del proyecto cultural se retrasa un año más, entre la elección de un nuevo director —no habrá nombre hasta dentro de tres meses— y la reformulación que el mismo proponga de Tabakalera, la postura de la consejera Urgell amenaza directamente con devolver el Centro Internacional de Cultura Contemporánea a la casilla de salida. En definitiva, retroceder 10 años en el tiempo.

La idea de Muñoz

Joxean Muñoz, director de Tabakalera entre 2006 y 2010, es el principal artífice del hasta ahora único proyecto consolidado sobre el centro. Muñoz, que dimitió “por coherencia” con el proyecto que había diseñado, después de que las instituciones implicadas decidieran reformularlo, ideó “una fábrica de cultura visual”, según se explica en las diferentes memorias de Tabakalera.

Muñoz quiso que en el centro confluyeran arte, televisión, vídeo, cine, diseño y sonido. El exdirector del centro además diseñó un espacio, sobre todo, “para trabajar, para producir, para crear” y un lugar multilingue en el que se entrecruzarán artistas de diversos lugares.

Tabakalera contó con un presupuesto inicial de 90 millones de euros, luego fueron 75 y después las instituciones acordaron 70 tras abrir un periodo de reflexión entre el Ayuntamiento, Diputación y Gobierno vasco. Del total presupuestado, 53 millones corresponden a la reforma de la antigua fábrica de tabacos.

Independientemente de los desencuentros institucionales en Tabakalera subyacen otros problemas. “No debemos olvidar que durante mucho tiempo se pensó en Tabakalera como la solución a otros males, sin pensar expresamente en el propio centro”, ahonda Eraso. El Centro Internacional de Cultura Contemporánea se fue desdibujando con el tiempo a medida que la antigua fábrica —un espacio de 35.000 metros cuadrados— por la crisis y por la propia embergadura del edificio se veía obligada a acoger la futura sede de Etxepare, de la Filmoteca vasca... incluso se llegó a plantear reservar un espacio a la nueva estación de autobuses de San Sebastián.

Pero quizás el principal obstáculo del proyecto sea el de su propia historia. “Tabakalera parece la obra de El Escorial, el proyecto que más tiempo está tardando en diseñarse, que se haya estudiado tanto. Esa tardanza está provocando multitud de errores, porque no es lo mismo idear un proyecto en 2000, que en 2012, y ya no sólo económicamente, también sociológicamente”, subraya Josu Rekalde, decano de la Facultad de Bellas Artes de la UPV. La idea de convertir a San Sebastián en la vanguardia de las manifestaciones artísticas audiovisuales se alumbró en época de bonanza, en los años en los que toda ciudad se construyó un museo, pero la crisis, recuerda Rekalde ha echado por tierra muchos de estos proyectos, “iniciativas que sobre el papel estaban muy bien, eran muy interesantes, y que ahora se están incluso hasta cerrando, como es el caso de Avilés o de Krea en Vitoria”.

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