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“El Soberano y la cerveza me tienen a salvo”

Los británicos que visitan estos días Calp no se muestran preocupados por el brote

La cafetería del SH Ifach estaba a media mañana del viernes tomada por ancianos británicos tratando de entrar en calor con el aperitivo matinal: vino blanco y cerveza. En este hotel fueron realojados por el operador turístico Aga Holidays los integrantes del grupo de británicos, afectados por el brote de legionela del hotel Diamante Beach. Y allí permanecían agotando sus días, disfrutando de su descanso e impasibles a los requerimientos de la prensa.

Mientras, otros de un grupo de turistas que llegó por otras vías, más relajados, mostraron un talante más amable con los periodistas. Un grupo procedente de Gales, de hecho, explicaba cómo tras su llegada al hotel de Calp el pasado 24 de enero tuvieron miedo a ser infectados por algún cliente ya contagiado por legionela, pero recibieron todo tipo de explicaciones por parte de la dirección y ayer se mostraban despreocupados. Les informaron de que la legionela no es contagiosa. “La gente del hotel ha sido fantástica”, enfatizaba una turista galesa. “El Soberano y la cerveza me tienen a salvo”, agregó en tono jocoso su marido. Explicaban que ya han estado en tres ocasiones en el mismo hotel de Calp y se mostraban claramente dispuestos a repetir otros años.

A poca distancia de allí, el Diamante Beach, un establecimiento de cuatro estrellas, empezaba a vaciarse de forma gradual. Entre sus clientes, los integrantes del equipo ciclista Astana recogían sus pertenencias. Unos volvían a casa y otros se trasladaban de hotel. Ocurría igual con los demás alojados, que fueron cubriendo a pie los escasos metros que hay hasta el hotel Esmeralda, propiedad de la misma cadena. Otros, despistados que intentaban entrar al spa del Diamante Beach, eran informados desde primera hora de la mañana de que este servicio había sido cerrado al público. Así fueron informados poco después de las once de la mañana algunos residentes alemanes de mediana edad que se acercaron hasta el hotel para disfrutar del spa, y la misma respuesta recibió un anciano español que poco antes de comer llamó a la puerta del hotel calpino.

Inma llegó el jueves con su marido al hotel Diamante para descansar unos días. Ya se habían hospedado con anterioridad en este local. El viernes fue informada de que tenían que trasladarse hasta el hotel Esmeralda, de tres estrellas, donde la dirección les facilitó vales para disfrutar de masajes y bebida gratis. No estaba preocupada y aseguraba desconocer por qué los trasladaban.

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