Teatro al borde del abismo
Es el delirio en escena. Funciones creadas en directo. Suso 33 hace de escenógrafo, Nacho Mastretta pone la música y las ocurrencias del público son el hilo conductor. 'CORTEN' vuelve a los Teatros del Canal
-¿Alguien se acuerda del nombre de su vecino? -lanza al público el actor Jorge Rueda.
-¡Andrés!, grita una mujer.
-Y ¿sabe a qué se dedica?
-Es banquero
-Te llamas Andrés y eres banquero, le dice Rueda al actor Ignacio Soriano.
Así comienza uno de delirantes espectáculos de CORTEN (las patrañas efímeras del manifiesto), que vuelve el 31 de enero a los Teatros del Canal, donde se estrenó hace un año, después de viajar a Brasil y Chile y de recorrer el norte de España.
CORTEN (las patrañas efímeras del manifiesto)
Teatros del Canal. Del 31 de enero al 5 de febrero. 15-20 euros.
La compañía de teatro de improvisación Impromadrid incorpora en este último formato al grafitero Suso 33 y al compositor y músico Nacho Mastretta. Entre todos, y con la ayuda de las indumentarias que les va poniendo la responsable de vestuario, Tatiana de Sarabia, elaboran sobre la marcha una función de teatro en directo. Y el banquero, al que solo le preocupaba amasar su dinero, confiesa su secreto:
-¡Corten! ¿Qué secreto guarda Andrés? -pregunta Rueda al público.
-Está en la ruina, responde otra mujer.
Y entonces el banquero pierde la cabeza por su secretaria Lourdes (interpretada por el actor Ignacio López, decorado ya con una flor en el pelo mientras potencia todo su amaneramiento) a quien confiesa que está en bancarrota y como muestra de amor total le entrega...
-¡Corten! ¿Qué le entrega? -vuelve Rueda a dirigirse al público.
Una obra en directo
- No hay guion. Es el público quien marca el texto con sus ocurrencias.
- Los grafitis creados por Suso 33 son la gran novedad de este espectáculo.
- El vestuario está formado por piezas de quita y pon que se colocan con velcro .
-Una muela del juicio, grita alguien.
Y así es como Andrés acaba perdiendo el juicio por su secretaria Lourdes que termina correspondiendo su amor en el mismo momento en el que Suso 33 grafitea en su mural un "SÍ".
"Improvisamos la historia a partir de las sugerencias del público", explica Soriano. "Suso, con sus grafitis, se encarga de la escenografía, y Nacho Mastretta pone la música", añade.
"Me genera una situación de tensión, de estar al límite, porque no puedo tener nada preparado, funciono casi por instinto y trabajo mucho con las emociones que se crean. Pero cuando me lo propusieron supe que tenía que ser yo", dice Suso 33.
"A mí nunca me habían llamado para el teatro", comenta Mastretta. "Era la disciplina que me faltaba y me divierte muchísimo, espero que este sea solo el principio", agrega.
Las funciones, irrepetibles y potenciadas por las intervenciones espontáneas del público, tienen una duración de 75 minutos durante los cuales cualquier ocurrencia es válida. Todo un reto, puro teatro al borde del abismo.
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