Días de fútbol y tertulias
Desde Sol al Estadio Santiago Bernabéu. El cineasta, que acaba de terminar una trilogía sobre el fin de la violencia en el País Vasco, traza su mapa de Madrid entre calles y escenas de cine
1. Puerta del Sol. La primera vez que visité Madrid, era un niño. Vine con mi padre y me llevaron a la Puerta del Sol. ‘¿Dónde está el sol?’, pregunté. No había ni rastro de luz solar. El día estaba muy nublado. Me decepcionó un poco. Pero años después comprobé que el cielo, aquí, posee una belleza especial y su luz es directa y potente.
2. Parque del Oeste. Es una maravilla, junto con el Retiro, es mi jardín favorito. El esplendor del otoño y los colores de las copas de sus árboles me cautivan. Pero a Madrid y a su cielo la contaminación les ha dañado mucho.
3. Calles Castelló y Ortega y Gasset. Ahí viví por primera vez. Tenía 24 años y acababa de dejar la plantilla titular del equipo de fútbol de la Real Sociedad, donde disputé numerosos partidos en el estadio de Atocha.
4. Estadio Santiago Bernabéu. Cuando paso cerca de este estadio recuerdo la frase que me dedicó Alfredo Di Stéfano: ‘¡Che pibe, qué buen gol nos marcaste!’, me dijo desde el centro del campo antes del saque inicial de un encuentro.
5. Calle de la Salle. En esta calle cerca de la plaza del Perú, que entonces estaba en las afueras de Madrid, instalé mi oficina para la productora cinematográfica, donde hoy continúa.
Un vasco en Madrid
Elías Querejeta (Hernani, Gipuzcoa, 1934) dejó el fútbol a los 23 años. Después produjo más de 50 películas. Acaba de concluir Al final del túnel, tercera entrega de documentales sobre el fin de la violencia en el País Vasco (antes del comunicado de ETA).
6. Calle Martínez Campos. Aquí, en el cine Amaya se proyectaba mi película La prima Angélica. En ella Fernando Delgado interpretaba el papel de un falangista escayolado con el brazo en alto, según el saludo fascista. El filme pasó la censura. Pero cuando se proyectaron aquellas escenas causaron gran indignación entre los falangistas. Y un grupo, en plena proyección, robó los rollos y escapó.
7. Paseo de la Castellana. En la novena planta del entonces Ministerio de Información, donde hoy está el de Defensa, tuvimos una reunión con el director general de Cinematografía: me querían obligar a cambiar aquel fragmento de La prima Angélica. Querían a toda costa suprimir la escena del falangista escayolado brazo en alto. Yo me negué. Recuerdo que el Director General de Cine me dijo: ‘Elías, ¡los rojos nunca agradecéis nada!’.
8. Príncipe de Vergara. Ahí se encuentra La Ancha (en él número 204), uno de los restaurantes que más he frecuentado con mis amigos, y por la misma zona el asador Señorío de Alcocer, en la calle del mismo nombre. (Alberto Alcocer 1).
9. Plaza de los Sagrados Corazones. Con Javier Pradera y Clemente Auger fundamos una tertulia, La Walkiria, en un restaurante que estaba junto a la plaza de los Sagrados Corazones. Se ha prolongado hasta nuestros días, en ella hablamos de todo, no solo de cine, incluso, de fútbol. Se trata de una de las peñas más renombradas de Madrid, donde algunos vascos, tal vez importando la tradición de las cuadrillas, han echado raíces.
10. Calle de Juan Bravo. Esta calle con su bulevar me recuerda al de San Sebastián, donde pasé buena parte de mi adolescencia y a donde viajo siempre que puedo. En ella tengo mi estudio. Y encima de la mesa, entre mis proyectos inmediatos está una serie de documentales sobre España y las artes. Y para Madrid he elegido la pintura y el Museo del Prado, creo que no hay nada que lo supere.
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