Los Reyes son los vecinos
Cuatro barrios periféricos celebran su propia cabalgata con la única ayuda de sus habitantes Donaciones y trabajo desinteresado desafían a los recortes municipales
Iba pasando el tiempo y Jesús Muñoz no conseguía quitar el cartel de “se alquila” —“a precio muy interesante”— de su local comercial en el barrio de Butarque, en Villaverde. Pocos se atreven a poner en marcha un negocio en tiempos de crisis. A José Antonio de la Rosa, propietario de una empresa de animación, le cancelaron la visita de los Reyes Magos que tenía previsto organizar el día 5 en un centro comercial de la capital. ¿Recortes de última hora para cuadrar el balance? A saber. Iñaki Gutiérrez, cocinero en un colegio de Valdemoro, se encontró con tiempo libre por las vacaciones escolares y una vocación actoral aún por descubrir.
Hoy desfilará por la Castellana una cabalgata de Reyes que ha costado 814.000 euros y que iluminará el centro de la ciudad con millón y medio de bombillas LED. Se esperan decenas de miles de espectadores, centenares de kilos de caramelos. A apenas 10 kilómetros, otra cabalgata más modesta, con menos luces y carrozas, también robará sonrisas a los niños de un barrio donde a un viaje a la plaza de Cibeles lo llaman “ir a Madrid capital”. Aquí el desfile no se cuantifica en euros; se mide en donaciones, en tiempo, en habilidades compartidas, en altruismo.
“¿Qué hay que hacer?”, pregunta nada más llegar un señor mientras se quita la chaqueta. Al rato se presenta una mujer: “He venido a traer unas plumas de adorno para el paje”. El local que Jesús Muñoz no conseguía alquilar es el centro de operaciones de la cabalgata popular de Villaverde. Se lo ha cedido gratis a la asociación de vecinos. Aquí se hacen los trabajos de carpintería y de electricidad, se almacenan los caramelos y los regalos. Cuando, a finales de noviembre, se supo que el Ayuntamiento de Madrid suprimía los desfiles en los barrios periféricos para destinar todo el presupuesto a la cabalgata de Centro, en Villaverde se pusieron en marcha. No pensaban resignarse a ver la fastuosa cabalgata oficial por la tele. “El proyecto era hacer una carroza y montar allí a los tres Reyes”, cuenta Verónica Parra. Algo sencillito, de barrio. Pero los vecinos se volcaron como nadie hubiera imaginado en la asociación de Butarque.
Villaverde, Hortaleza, Latina y Carabanchel tendrán hoy cabalgatas populares
La empresa de José Antonio de la Rosa, a la que dejó colgada el centro comercial, cedió gratis un estrado, tronos, la iluminación, el sonido y hasta los trajes de rey mago. Iñaki Gutiérrez, el cocinero, se prestó a hacer de Gaspar en el desfile y a protagonizar un vídeo promocional de la cabalgata que realizaron y editaron otros vecinos con formación audiovisual. Patricia Ruperto, propietaria de un almacén de chucherías en Legazpi, regaló 100 kilos de caramelos. Silvia López, que regenta el centro de osteopatía Dasil, contribuyó con dinero y convenció a su marido, trabajador de una empresa de impresión digital, para hacer las lonas de publicidad de las carrozas. El jefe le iba a hacer buen precio; al final las imprimió gratis.
“A mí me han llegado hoy los Reyes”, decía ayer José Ándres Vázquez mientras ayudaba a subir el trono de madera a uno de los camiones —también cedidos— que mutarán hoy en carroza real. Conductor de profesión, lleva en el paro desde junio. Ha sido el manitas oficial. A falta de ocupación laboral, ha estado dos semanas trabajando gratis en la cabalgata, buscando y reciclando materiales que pudieran servir para la decoración. “Me han llamado para ofrecerme un trabajo”, contaba exultante.
Villaverde, Hortaleza, Latina y Carabanchel tendrán hoy cabalgatas populares. Con menos LED, pero seguramente con más ilusión gracias al trabajo desinteresado de los vecinos.
El Ayuntamiento destina todo el presupuesto al desfile de la Castellana por su “impacto y trascendencia”
En Villaverde todo empezó con un correo electrónico. Con cerca de 600 destinatarios. La asociación de vecinos del barrio de Butarque lanzó una llamada a todos los comerciantes y particulares que constaban en su base de datos: si querían tener su propia cabalgata de Reyes, hacían falta voluntarios y colaboraciones de todo tipo. “La respuesta fue masiva”, explica Silvia Núñez, la presidenta de la entidad. “En lugar de decirnos ‘estáis locos’, empezaron a presentarse aquí y a preguntar qué podían hacer”, recuerda. El 95% de las tiendas del barrio han contribuido. La primera tirada de los “bonos de ayuda” que se inventaron para financiar el desfile se agotó. Eran 1.000, a dos euros cada papeleta, que premiará el número que coincida con el sorteo del Niño con 100 euros para gastar en comercios del barrio.
“De no haber tanta gente en el paro no sé si tendríamos cabalgata”, bromea Antonio Abueitah, otro de los organizadores. Parados y jubilados han contribuido con su tiempo y sus destrezas. Otros, como Martín Pinto, electricista, lo han hecho tras la jornada laboral. “Pero mañana mi jefe me ha dado un día de vacaciones, porque hay que montar las luces desde primera hora”, contaba ayer. El mismo jefe que ha comprado el material para el desfile a precio de mayorista, al 50%. La organización tiene sus propios generadores: dos prestados, como los extintores; uno, comprado.
La cabalgata popular de Villaverde peligró cuando la Junta Municipal le denegó el permiso alegando “carencia de medios materiales y humanos” de titularidad municipal para organizarla, básicamente policías municipales para el recorrido. Mencionó también el “ahorro presupuestario” y la voluntad de reforzar el desfile del centro, “con un impacto y trascendencia muy relevante”. Como compensación, la Junta programó visitas de los Reyes Magos a los centros culturales del distrito. Pero se saltó la tradición: en lugar de estar los tres, solo fue uno a recoger las cartas de los niños. También a la cabalgata de Hortaleza, célebre por haber competido durante años con la privatizada del Ayuntamiento, se le han puesto trabas.
Finalmente, las dos se celebran por contar con permiso de la Delegación del Gobierno. La de Villaverde está considerada como manifestación, y tendrá mucho de reivindicativa. Cada carroza representará un deseo, más bien una necesidad, del barrio. La de Melchor, el polideportivo; la de Gaspar, el instituto y la de Baltasar, el centro de salud tantas veces prometido y aún inexistente. “Los vecinos de la periferia solo valemos para pagar los impuestos, que luego se emplean en el centro”, se lamentan las asociaciones que organizan hoy las cuatro cabalgatas populares. “La movilización vecinal ha puesto de manifiesto que lo privado sale más caro que lo público, pues la mayor parte del presupuesto de las cabalgatas en los distritos (en Carabanchel fue de 90.000 euros en 2011) no va a pagar las carrozas, muchas donadas por entidades comerciales, sino que se lo queda todo la empresa organizadora”, añaden.
Este año el Ayuntamiento solo organiza cuatro desfiles además del que acabará en la plaza de Cibeles: Vicálvaro, Puente de Vallecas, Moratalaz y Barajas. Y porque ha habido patrocinio privado. Todo el presupuesto municipal se lo come la gran cabalgata del centro. Los tres Reyes Magos —Melchor, el concejal del PP Joaquín Martínez; Gaspar, el edil de UPyD Jaime Berenguer, y Baltasar, el socialista Gabriel Calles— y sus pajes lanzarán 1.000 kilos de caramelos en la Castellana. “Menudo colapso si fuéramos todos allí”, decía ayer un padre. Por eso muchas familias de Villaverde se quedarán en su barrio a recoger los que ha regalado una de sus vecinas. Es posible que hasta sepan mejor.
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