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Condenado un guardia urbano de Lleida por tráfico de drogas

El agente intervenía a pequeños traficantes haciéndose pasar por 'mosso d’esquadra'

La Audiencia de Lleida ha condenado a siete años de prisión al agente de la Guardia Urbana de Lleida Jordi Martínez por traficar con la droga que intervenía a pequeños traficantes haciéndose pasar por mosso d’esquadra. La misma pena ha recaído sobre Antonio Chueca, otro de los miembros de la banda juzgado también el pasado 14 de diciembre por los mismos hechos.

La sentencia, que reduce a más de la mitad la pena de 15 años solicitada por el fiscal, condena a Martínez y Chueca a un año y medio de cárcel por usurpación de funciones, a tres años y medio por robo y a otros dos por tráfico de drogas.

El tribunal considera probado que ambos acusados se hicieron pasar por agentes secretos de los Mossos d’Esquadra para registrar los domicilios de otros traficantes y así poderles decomisar la droga, haciendo una puesta en escena perfecta para simular una operación de entrada y registro domiciliario propio de la policía catalana.

Según la fiscalía, Martínez, Chueca y otras dos personas formaban una banda dedicada al robo y tráfico de sustancias estupefacientes, principalmente cocaína y marihuana. Uno de ellos era el encargado de contactar con pequeños traficantes y, posteriormente, el agente de la Guardia Urbana, acompañado de Chueca, se personaba en sus domicilios para conseguir droga sin pagar nada por ella.

Para conseguir el objetivo, el agente mostraba una placa falsa de mosso, esposas y una pistola para intimidar a los traficantes. También se valía de un pequeño ordenador portátil para simular las denuncias. Después de registrar la vivienda, se apoderaban de toda la droga que encontraban y en alguna ocasión también de diversas cantidades de dinero en metálico. La droga conseguida bajo intimidación la guardaban en casa de la única mujer acusada y la vendían después a terceras personas.

La condena de los acusados se sustenta en la declaración de los testigos, en las escuchas telefónicas y en la droga intervenida. En la vista oral, Martínez, en prisión preventiva desde su detención, negó dedicarse al tráfico de droga haciéndose pasar por mosso y solo admitió ser consumidor habitual de cocaína. Su abogado ha manifestado que recurrirá la sentencia para que sea apreciada la atenuante de drogadicción. Los otros dos acusados declararon que solo compraban droga o la intercambiaban para consumo propio y han sido condenados a nueve meses y dos años de prisión.

 

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