“Un funeral de cuerpo presente”
Josep Ramoneda protagoniza una emocionante despedida en el CCCB
Muy pocos reconocieron ayer a Salvador Esteve, el presidente de la Diputación de Barcelona, responsable del relevo de Josep Ramoneda al frente del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) y del nombramiento de su sustituto, Marçal Sintes. Pero estaba en la emocionante despedida que los trabajadores de esta institución le organizaron a quien ha encarnado la emergencia de Barcelona como ciudad de referencia en el difícil equilibrio que supone el cruce entre lo académico y lo popular, creando y consolidando un centro de reflexión sobre este presente tan movedizo en el que nos hallamos. Tal vez Esteve ya sabe ahora dónde ha metido sus manos.
El encuentro de ayer en el teatro del CCCB fue, como el propio Ramoneda se encargó de señalar, “un funeral de cuerpo presente”; con un doble cadáver: el del propio Ramoneda, muerto desde que hace un mes le anunciaron su cese, y el del CCCB, cuyo fin se vislumbra en el horizonte, aunque llegue de forma lenta, agónica, de manos de unos patronos a los que, a lo que parece, no les interesa lo más mínimo —ni probablemente conocen— el valor de esta institución. La jibarización y el despiece del CCCB podrían estar ya en marcha, como se encargó de advertir Ramoneda.
Por muchas razones, el acto tuvo una fuerte carga emocional. El propio Ramoneda no pudo evitar las lágrimas. La actriz Anna Lizaran fue la encargada de leer unos fragmentos de dos de sus filósofos de cabecera, Michel de Montaigne y Étienne de la Boétie, los de este último extraídos del Discurso de la servidumbre voluntaria, concretamente cuando dice: “Un tirano se destruye a sí mismo solo con que el pueblo no consienta la servidumbre”.
Entre los presentes, mucha gente del mundo de la cultura y algunos políticos jubilados o ya en la oposición, como los exconsejeros de Cultura Joan Rigol y Joan Manuel Tresserras. El único representante del poder en plaza, además de Esteve, fue el actual titular del ramo, Ferran Mascarell. Como anécdota relevante de la jornada, la indignada protesta del popular Alberto Fernández Díaz, que como socio de CiU en la Diputación ha rechazado el nombramiento de Sintes —“no corresponde al perfil”, ha dicho— y ha pedido “un modelo cosmopolita y de excelencia que garantice la internacionalización del centro”.
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