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Un policía las 24 horas del día

El comisario Francisco Javier Redondo estaba las 24 horas pendiente y le gustaba estar al frente de todas las investigaciones

F. Javier Barroso

"¿Dónde voy a estar mejor, si lo que me gusta es esto y además es lo que mejor conozco?". La pregunta para la que él sabía la respuesta mejor que nadie la hizo en la celebración de la fiesta del Cuerpo Nacional de Policía, en el aeropuerto de Barajas, a principios de octubre. Francisco Javier Redondo, de 59 años, había llegado a su máxima aspiración: ser el máximo responsable policial de Madrid. Su teléfono móvil no dejaba de sonar. Daba lo mismo la hora que fuera, pero este comisario principal estaba siempre al frente de todo lo que ocurría. Lejos quedaban aquellos años duros de sus inicios en el grupo de Atracos de Barcelona, donde tuvo que enfrentarse a peligrosos ladrones como El Vaquilla. 

Le encantaba montar operativos de vigilancia, sobre todo, desde que estuvo al frente de la Brigada Provincial de Seguridad Ciudadana. Ahí conoció como trabajan los patrullas y los antidisturbios, a los que no dejaba de defender. "Son como mi niña bonita", le encantaba decir. Persona optimista y muy bromista, utilizaba muy pocas veces el imperativo con sus más inmediatos colaboradores. Prefería involucrarlos en sus objetivos y casi ninguno conseguía rebatirle sus propuestas. "Prefiero que se marche un ladrón a que en una persecución muera algún policía o algún ciudadano. Además, si sufrimos un accidente jamás llegaremos a nuestro destino", acostumbraba a decir a los jefes de las comisarías y de las brigadas.

Su sonrisa fácil no le impedían tomar decisiones difíciles como la de mantener un enorme despliegue en momentos complicados, como fueron los últimos meses en Madrid con el movimiento 15-M. Siempre aconsejó a los responsables políticos que no era adecuado el desalojo de la plaza en los momentos críticos y mantuvo que era preferible esperar a que hubiera menos gente en la calle. "Cuando sea necesario, lo haremos y verás como no hay problemas", comentaba con cierta sonrisa. Y lo hizo a principios de agosto, cuando la presencia de indignados era mucho menor, en una madrugada, y sin casi altercados.

La operación quirúrgica a la que se sometió el pasado lunes, por un pequeño tumor en la boca, no revestía gravedad. De hecho, él no se lo dijo a muchas personas, ya que tenía previsto reincorporarse a su puesto el próximo lunes. En su estancia en el hospital no se olvidó de sus obligaciones, pese a estar de baja. No paraba de mandar mensajes a los jefes de las brigadas en los que les pedía que pusieran en marcha tal o cual operativo o que le prepararan algunos informes. "Tenemos todos un vacío enorme, porque ni siquiera cuando estaba ingresado dejó de trabajar", han confirmado algunos comisarios en el tanatorio de Getafe. También tenía previsto dar la próxima semana el tradicional vino de Navidad en la Jefatura Superior de Policía de Madrid. Ante la imposibilidad de poder hablar por su operación, ya había encomendado el discurso a su número dos.

"Hemos perdido un gran compañero y un mejor amigo. Este Javier era de los que se hacía querer. Siempre sabía cómo solucionar los problemas o buscar la mejor salida. Y encima, su muerte ha sido tan de repente...". Algunos mandos no han podido ni terminar las frases. Algunos, que le han calificado cariñosamente como "el auténtico policía" o "el policía durante las 24 horas", reconocen que en su carrera había llegado a ser lo que buscaba: el jefe de Madrid.

Y de lo que también le gustaba presumir era de vecino de Getafe. Desde que fue comisario de esta localidad, siempre estuvo vinculado a ella. Acostumbraba a desayunar con un nutrido grupo de amigos los domingos por la mañana. Este próximo sábado tenían la cena de Navidad de ese círculo de amistades. Lamentaba que él estuviera mal y que no pudiera hablar. No podría contar los tradicionales chistes que animaban esas veladas.

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La capilla ardiente ha sido un continuo deambular de compañeros del Cuerpo Nacional de Policía, de la Guardia Civil y de las policías locales, además de políticos, amigos, responsables de empresas de seguridad, responsables de la judicatura y de los medios de comunicación.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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